Las escuelas de periodismo no son un buen lugar para encontrar buenos periodistas. Es al revés: son las escuelas de periodismo y las facultades de comunicación las responsables de la invasión de falsos periodistas en las salas de redacción. No es periodista quien tiene un título que lo acredita sino quien se contagia con esa enfermedad o la lleva congénita. No se contrae nunca en las escuelas o en las universidades; se pega en las redacciones.
Hay que buscar a esos enfermos apasionados en otras facultades. Los de Comunicación son endogámicos, todos iguales, y quieren ser famosos, que es un síntoma claro del falso periodista. Entre los de Ciencias Políticas, los de Filosofía y Letras y los de Economía suele haber buenos candidatos, enfermos de curiosidad y apasionados por cambiar el mundo. Esos son los que sirven.
Quién es un periodista, en Paper Papers, 27/11/2005.