Un chofer de Crucero del Norte no pasó el test de alcoholemia en la terminal de ómnibus de Posadas. La empresa es una de las más grandes de la Argentina, con sede en Posadas y destinos en todo el país y en el extranjero. Todos usamos esos autobuses varias veces al año por un motivo u otro. El caso es una muestra completa de periodismo, con todos sus ingredientes.
Ocurrió el domingo 28, a la noche, cuando el diario estaba a punto de cerrarse. La noticia daba para abrir el diario: desnudaba una realidad terrible que afecta a casi todos sus lectores. La periodista a cargo de la sección pensaba publicarla sin mencionar la empresa y minimizando su dimensión (la enterraba en una página par). Sin que nadie se lo dijera, tenía en cuenta que la empresa es anunciante del diario y prevía un conflicto con la gerencia comercial, con los jefes y con los dueños del diario.
Le sugerí que pusiera el nombre de la empresa y que el título era, palabras más, palabras menos: "Un chofer de Crucero del Norte no pasó el alcotest". El hecho estaba súper probado, con el acta de infracción municipal firmada por el propio chofer. El resto, las peleas entre el intendente de Posadas y el dueño de la empresa, eran otra cuestión. Le dije, también, que debían hablar con Crucero del Norte, cosa que todavía no habían hecho. En la empresa aceptaron que el chofer había bebido dos botellas de cerveza antes de salir y nos anunciaron que lo desafectaban del servicio. Hasta llegaron a decir que agradecían los controles del municipio dado que ellos no los podían hacer.
El municipio secuestró la unidad y le pegó fajas de clausura en las puertas. Entonces la empresa puso el grito en el cielo: una cosa es que el chofer no esté en condiciones y otra que se demore al autobús, que no tiene la culpa. No había ninguna razón para clausurar un vehículo por el alcotest positivo del conductor. Con eso desviaron la atención del tema principal. Mientras llevaron al chofer a hacerle otro alcotest en la policía provincial, tres horas después. Terminaron asegurando que el chofer estaba en perfectas condiciones y plantearon una complicadísima cuestión de competencia y jurisdicciones entre el municipio de Posadas, la provincia de Misiones y la Gendarmería Nacional.
Solo El Territorio dio la noticia en la edición del lunes 29. La competencia había estado en el lugar y no sabemos si no lo publicaron por presiones o por autocensura. Nuestra crónica era ascéptica y breve. No aparecía ninguna referencia en la portada y se mencionaban las dos fuentes. Advertí a los periodistas que esa y solo esa era la concesión que hacía al anunciante, a quien se mencionaba en el título de la nota.
Al día siguiente el episodio fue el tema principal de todas las radios de Misiones. Los otros diarios no tuvieron más remedio que tomar el tema un día tarde. La gente de la sección comercial de El Territorio sugirió a la redacción que por culpa de esa noticia perderíamos la publicidad de Crucero del Norte (un contrato anual para las orejas, pegadas al logotipo del diario). De la empresa llamaron al Jefe de Redacción para decirle que habían comprado carne podrida. Cambiaron el discurso cuatro veces en 24 horas. Los choferes de la empresa organizaron un piquete para no dejar entrar ómnibus en la terminal, en solidaridad con el chofer sancionado. Mostraron el segundo test como prueba, y sostenían que todo se trataba de un ataque del intendente a la empresa. Así lo hizo saber Crucero del Norte en una solicitada publicada en El Territorio y en la competencia.
El Territorio no se apeó nunca de la información que dió. Informó de lo que había pasado a los lectores, los principales afectados por un chofer borracho. Si Crucero del Norte retiraba la publicidad del diario, iba a ser mucho más grave el título del día siguiente. Los demás diarios quedaron colgados del pincel, mientras El Territorio cumplía con sus lectores, con su historia y con sus genes.
El código genético de los diarios, en Paper Papers, 5/11/06
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