El negocio de los diarios es la audiencia, el de las radios y la televisión también. La audiencia los convierte en soportes publicitarios. La diferencia entre la radio y la televisión y los diarios es la credibilidad. Los diarios crean audiencia con periodismo, las radios con periodismo y compañía en proporciones desiguales según la programación, la televisión con entretenimiento y, a veces, un poco de periodismo. En los diarios la credibilidad es esencial, en las radios la credibilidad suele ser del periodista más que de la señal. Como soporte publicitario la credibilidad es cabal, y también el público al que se dirige el medio.
Internet, en cambio, crea tráfico. Su publicidad es como la de vía pública. La relación de la publicidad con el medio es mínima. Pero el traseúnte está súper enganchado: en internet podemos anunciar raquetas a los que entran al club de tenis, juegos a los apostadores, libros en las librerías. A quien busca un coche, le podemos ofrecer todos los que tenemos del estilo del que busca.
Medir las audiencias de diarios por la venta neta es tan absurdo como medir la publicidad en internet por la cantidad de sitios en que se publica y no por la cantidad de clics de entrada.
El IVC de la época de Gutenberg, en Paper Papers, 20/10/06.
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