Era presidente del Uruguay Jorge Batlle cuando Martín Boerr lo entrevistó para Bloomberg en un día memorable de 2002. Al terminar, Batlle preguntó si el micrófono seguía grabando, y sin esperar respuesta, siguió hablando. Pero entonces no dio off the record el contexto de sus dichos anteriores, ni citó fuentes que quería dejar afuera de la entrevista: contradijo todo lo que había declarado antes: "Los argentinos son una manga de ladrones, desde el primero hasta el último", lanzó para justificar una posición dura.
Asistí a un debate en la Universidad Austral (de la que Martín fue alumno y yo profesor) en la que más de un académico sostuvo que no era ético revelar palabras dichas off the record por el entrevistado. Sorprendido por la reacción de los maestros de la ética, que no del periodismo, me puse del lado de la vida real. El debate se centró en probar el off, pero creo que era irrelevante que el micrófono del grabador estuviera todavía en la solapa de Batlle, o la pregunta del presidente sobre si estaba todavía grabando. Lo ético era publicar la entrevista, aunque supieran que todo lo que se dijo era mentira: lo importante no es la verdad, sino el pacto, poco claro, con el entrevistado.
No publicarla hubiera sido una alternativa. Aunque fuera off the record había dicho algo interesantísimo -un notición- a un periodista de Bloomberg. Contó Martín que la decisión de publicar los dichos de Batlle se tomó en Nueva York y que llevó unos días, lo que supone que se estudió y se decidió, como deciden los periodistas en cualquier lugar del mundo, pero me gusta que sea en Nueva York.
Hay otro interesante corolario de esa entrevista, que fue tapa de todos los diarios de Buenos Aires. Los argentinos se ofendieron hasta la furia en lugar de preguntarse porqué el presidente del Uruguay (que probablemente expresó el pensamiento de muchísimos uruguayos, chilenos, bolivianos, brasileños y paraguayos), tiene ese concepto de los argentinos, de todos los argentinos, del primero al último.
El off the record es como el lie mejorado del golf: una trampa.
La noticia en Clarín del 4 de junio de 2002
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