El lunes pasado un estudiante coreanos masacró a 31 personas en la universidad Virginia Tech de Blacksburg. Dejó un video y fotos que envió a la CBS antes de terminar su matanza. Mucha gente, sobre todo periodistas de esos que se escandalizan por lo que hacen otros, han criticado duramente a la CBS y a todo el que haya difundido ese video y esas fotos. Argumentan que el asesino estaba loco y que publicar un video de un loco es una falta de ética descomunal.
Oí esta mañana a Pilar Rahola, periodista y política catalana, expresar que el asesino lo envió a un medio y no a Youtube porque razonó que de ese modo se publicaría con seguridad. "Y los periodistas caímos una vez más en la trampa" dijo Rahola con un suspiro por la radio. No pensó lo suficiente para descubrir que el coreano era tan inteligente como loco.
¿Quién no difundiría esos videos si los tiene? Publicar las cosas que pasan ayuda a cambiarlas. Guantánamo es de locos. Fidel Castro, Hugo Chávez y Jean-Marie Le Penn están bastante locos también. Las guerras son cosa de locos, pero sabemos que hay que evitarlas a toda costa desde que hay periodistas en ellas. Las promueven los fabricantes de armas, pero son los contadores de historias los que nos han relatado sus horrores.
Solo hay una razón para no publicarlos: la piedad hacia las víctimas o hacia los desequilibrados, pero cuando son inocentes. Es el caso de Noé y sus hijos, que voy a tratar de contar mañana. Creo que no es el caso del coreano de Virginia Tech que sabía perfectamente lo que hacía, hasta cuando mandó el video a la CBS tal como se lo hubiera recomendado el más sabio estudioso de los medios.
Contar las cosas que pasan ayuda a cambiarlas, en Paper Papers, 5/6/06
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