Dicen que los animales no hablan porque les aburren nuestras conversaciones. Pero un día, por fin, un perro habló. Entonces un periodista contó a sus jefes que había un perro que hablaba: era un notición. El jefe le aclaró que los perros no tienen nada que decir. Así fue que el perro que habla nunca fue noticia.
No volví a oir la historia del perro que habla después de un panel sobre medios digitales en la Universidad de Navarra. "El perro no tiene nada que decir" aseguraba el panelista cuando se refería a infinidad de personas que dicen de todo en sus blogs y en sus sitios de internet (prefiero no revelar su nombre).
Le contesté que la noticia era precisamente que un perro hablaba. Dijera lo que dijera, lo interesante es que un perro hable y no lo que diga. Es suficiente noticia para todos los periodistas del mundo, sin importar para nada el contenido de sus dichos. "Y si el perro nos dijera que se incendia este edificio, ¿le haríamos caso, o diríamos que no tiene nada que decir?" terminé.
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