El presidente del Ecuador advirtió en su programna de radio de los sábados que seguirá metiéndose con los medios de comunicación cada vez que mientan. "Acá se dice que no hay que meterse con la prensa. Yo sí me voy a meter, y les voy a decir cuando mientan que son mentirosos. Y si por eso me tengo que ir a casa, pues me voy".
El sábado 12, en el mismo programa, Correa había calificado a muchos medios ecuatorianos de mediocres y acusó a la Sociedad Interamericana de la Prensa de defender los intereses empresarios que se oponen a los gobiernos progresistas. "Yo quisiera que la SIP, que es tan celosa de la libertad de expresión y la libertad de prensa, sea igual de celosa con la calidad de la prensa" criticó el presidente, que también acusó penalmente al diario La Hora por injurias. El diario publicó en un editorial que Correa gobierna con violencia y usando piedras, palos y tumultos.
El sábado 19 Correa se ofuscó con las preguntas insistentes de Emilio Palacio, el jefe de opinión de El Universo de Guayaquil. "¡Saquen a este señor! Discúlpenme, pero no puedo soportar majaderías" gritó después de asegurar que hay total libertad de expresión en el Ecuador. Y los guardaespaldas del presidente sacaraon por la fuerza a Emilio Palacio de la sala...
La reacción airada de Correa demuestra una dosis de cinismo descomunal. La misma que domina hoy casi toda la política en el mundo entero. Pero no solo la política, porque ese cinismo ha contagiado a la industria de la prensa en medidas que todavía nos sorprenden. Otra frase de Correa, que podría estar en boca de muchos mandatarios, no solo latinoamericanos, es lapidaria: "La prensa tiene que cambiar, porque tiene una gran dosis de mediocridad, de corrupción e intereses creados". Lo sabe porque lo comprueba todos los días: gran parte de la prensa está al mismo nivel de credibilidad y de cinismo que los políticos. La política y sus mañas sucias han pringado a la prensa con su tiña pegajosa. Correa trata a la prensa que lo critica como a un opositor político.
El contubernio con el poder ha quitado independecia y lectores a gran parte de la industria por el espejismo efímero de un poco de dinero. Una basura.
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