Supongo que el caso no es exacto, pero con estos mismos términos lo ejemplificaba una vendedora de publicidad en Lima. Las recepcionistas del área comercial de un periódico contestan que es imposible poner un aviso clasificado cuando no cabe en sus casilleros. Si no hay rubro Miraflores dentro de Casas o no hay Casas dentro de Búsquedas, no hay modo de poner un aviso clasificado con estas tres características. Es una falla bestial de adaptación del diario a la realidad y un anticipo de cómo internet terminará con los anuncios clasificados en todos los diarios.
Otra paradoja de los casilleros es que en el mismo diario y a veces en la misma página aparecen las búsquedas y las ofertas de casas en Miraflores. Es decir que, cuando el comprador puso su aviso estaba el vendedor contratando también el suyo. Internet va a terminar con estas situaciones absurdas.
miércoles, 29 de agosto de 2007
Busco casa en Miraflores
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viernes, 24 de agosto de 2007
Del amor y otros demonios
Todos los pabellones del cementerio de Pisco, en el Perú, fueron destruidos por el terremoto del 15 de agosto. Todos menos uno: en el que está enterrada Sarah Hellen, una bruja inglesa que antes de ser ajusticiada en 1893 prometió que resucitaría 100 años después para vengarse de los habitantes de Blackburn, en Lancanshire. Por las dudas los ingleses se desprendieron del cadáver de la bruja como de un residuo radioactivo: lo metieron en un barco que se libró de la caja maldita en el Perú. Al final recaló en un nicho del séptimo nivel del camposanto de Pisco. En 1993 los pisqueños la esperaron con crucifijos y machetes, preocupados por que al despertar la bruja confundiera a Pisco con Blackburn. Hellen no despertó. Tampoco la sacó de su tumba el terremoto, pero ahora fue por un milagro, según parece. Hace tiempo que alguien deja flores frescas todos los días en el nicho de Sarah Hellen que va a teniendo fama de santa y empieza a colecionar exvotos agradecidos.
Con menos que esto García Márquez escribió Del amor y otros demonios en 1994, nacido en una de sus primeras coberturas periodísticas en el diario El Universal de Cartagena, cuando retiraban a los muertos enterrados en el convento de Santa Clara que se convertía en hotel de cinco estrellas. Es así: un periodista descubre la historia de Romeo y Julieta donde los simples mortales encuentran un suicidio pasional. El buen periodismo siempre seduce con el atractivo de las historias cercanas y profundas. Los diarios son el soporte ideal de esas historias.
Con menos que esto García Márquez escribió Del amor y otros demonios en 1994, nacido en una de sus primeras coberturas periodísticas en el diario El Universal de Cartagena, cuando retiraban a los muertos enterrados en el convento de Santa Clara que se convertía en hotel de cinco estrellas. Es así: un periodista descubre la historia de Romeo y Julieta donde los simples mortales encuentran un suicidio pasional. El buen periodismo siempre seduce con el atractivo de las historias cercanas y profundas. Los diarios son el soporte ideal de esas historias.
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lunes, 20 de agosto de 2007
Periodistas uniformados
En el Ecuador es bastante normal que las empresas editoras provean de uniforme a sus empleados, también a los periodistas. Pero ocurre solo con las mujeres: los varones no tienen ese derecho (y si lo tienen no lo ejercen). No es una obligación, pero ellas aseguran que es muy cómodo ya que no tienen que pensar en qué ropa ponerse cada día. Además no gastan su propia vestimenta sino la de la empresa que la repone cuando es necesario.
Ante mi sorpresa por considerarlo un modo de segregación, no solo entre varones y mujeres, me contestan que no hay ningún motivo para asombrarse: ellas salen a la calle a cubrir las noticias (a descubrirlas debería ser), vestidas de empleadas bancarias. Con trajecito sastre azul y blusa de rayitas andan por los malls, se meten en la Bahía o se suben a un helicóptero. Pero sobre todo se identifican como algo extraño al resto de los ciudadanos. Al final el uniforme es como el carnet o las ruedas de prensa: un atentado a la diversidad de la información.
El carnet es un cepo para periodistas, en Paper Papers, 8/8/07
Las ruedas de prensa, en Paper Papers, 7/8/07
El periodismo es un oficio, en Paper Papers, 26/4/07
Los diarios commodity, en Paper Papers, 28/1/06
Ante mi sorpresa por considerarlo un modo de segregación, no solo entre varones y mujeres, me contestan que no hay ningún motivo para asombrarse: ellas salen a la calle a cubrir las noticias (a descubrirlas debería ser), vestidas de empleadas bancarias. Con trajecito sastre azul y blusa de rayitas andan por los malls, se meten en la Bahía o se suben a un helicóptero. Pero sobre todo se identifican como algo extraño al resto de los ciudadanos. Al final el uniforme es como el carnet o las ruedas de prensa: un atentado a la diversidad de la información.
El carnet es un cepo para periodistas, en Paper Papers, 8/8/07
Las ruedas de prensa, en Paper Papers, 7/8/07
El periodismo es un oficio, en Paper Papers, 26/4/07
Los diarios commodity, en Paper Papers, 28/1/06
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viernes, 17 de agosto de 2007
Periodistas sabios y necios
Hoy conversaba con un editor y broadcaster ecuatoriano sobre los periodistas especializados o los generalistas. Me preguntaba si es mejor dejarlos muchos años en la misma sección o hay que cambiarlos seguido. Me puse a pensar que es un mito eso de que el periodista es un generalista que sabe poco de todo, como le gusta repetir a los detractores de los buscadores incansables de la verdad.
Los buenos periodistas saben mucho. Conocen bastante y suficiente de todo o de casi todo. Son enciclopédicos, capaces de cubrir cualquier acontecimiento con solvencia y buen lenguaje. Basta con recordar a los periodistas que nos han atrapado con sus historias. La única razón, muy lógica, para dejar a un periodista en la sección es la protección de sus fuentes. Pero hasta eso no es tan importante cuando el medio tiene credibilidad. Los periodistas sabios son nobles y nos son guardabosques de sus fuentes.
Los malos periodistas, en cambio, son necios: no saben ni saben que no saben y además son arrogantes, como todos los ignorantes. Ni siquiera saben hablar o escribir. Son falsos periodistas que defraudan a los lectores y engañan a sus periódicos con sensación de actividad.
Los buenos periodistas saben mucho. Conocen bastante y suficiente de todo o de casi todo. Son enciclopédicos, capaces de cubrir cualquier acontecimiento con solvencia y buen lenguaje. Basta con recordar a los periodistas que nos han atrapado con sus historias. La única razón, muy lógica, para dejar a un periodista en la sección es la protección de sus fuentes. Pero hasta eso no es tan importante cuando el medio tiene credibilidad. Los periodistas sabios son nobles y nos son guardabosques de sus fuentes.
Los malos periodistas, en cambio, son necios: no saben ni saben que no saben y además son arrogantes, como todos los ignorantes. Ni siquiera saben hablar o escribir. Son falsos periodistas que defraudan a los lectores y engañan a sus periódicos con sensación de actividad.
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sábado, 11 de agosto de 2007
Internet es otro medio
Documento presentado para la discusión sobre el ingreso de los llamados "periódicos digitales" en ADEPA
Cuando apareció la fotografía todo el mundo pronosticó la muerte inminente de la pintura y el vapor sentenció a la navegación a vela. Sin embargo hoy hay más negocios con la pintura y más barcos de vela que nunca. Los primeros automóviles eran coches de caballos sin caballos y todavía en gran parte del mundo los llaman como cuando tenían caballos. Los primeros barcos de vapor tenían mástiles, botavaras y juanetes y todavía llamamos astilleros a las fábricas de barcos de acero. El primer cine es teatral. La primera foto es pictórica. Y los sitios webs de los diarios se parecen todavía al periódico. Es que al principio, la nueva tecnología no tiene un lenguaje propio y toma prestado el lenguaje del anterior (habría que leer más a Marshall McLuhan).
Pero hay una consecuencia más interesante todavía, que ya se está reflejando también en la propiedad de los diarios: los que inventaron los primeros automóviles no fueron los fabricantes de carros, que cuando vieron ese engendro decidieron competir con más caballos y quebraron. Hoy hay más velas que cuando solo se navegaba a vela pero los fabricantes de velas y barcos deportivos no son los mismos que los que construían balandras y bergantines.
Internet es otro medio, distinto y diferente de los demás y, por supuesto, del diario. Los sitios de los periódicos no son ni deben ser el diario en internet, pero eso no quiere decir que las empresas periodísticas no deben tener negocios en internet, como los tienen en otros ámbitos de la comunicación mediática. Será parecido en la medida en que se refleje la misma conducción o propiedad y las sinergias propias de la industria de contenidos a la que el diario, la radio, la televisión y el sitio web pertenecen. Como la radio no debería ser el diario por radio, el sitio web no debe ser el diario por internet. Diario de papel es un pleonasmo, como periodismo independiente. Periódico digital en cambio, es un contrasentido, como inteligencia artificial. Se han usado y se usan en periodismo metáforas prestadas por los diarios como Telediario, Rotativo del Aire o Edición Chiche, pero nadie piensa que esos programas de radio o televisión son periódicos (y no los dejarían entrar en ADEPA a pesar del nombre).
El 7 de febrero pasado Arthur Sulzberger provocó a los lectores del periódico israelí Haaretz: "En serio, no se si dentro de cinco años imprimiremos todavía The New York Times. ¿Y quiere saber algo? No me preocupa. Nuestro diario ya está cambiando, y el final llegará cuando la compañía decida no imprimir más la versión de papel" Para Sulzberger internet es el futuro de la prensa gráfica. Sus antepasados nunca cifraron el porvenir del NYT en la radio o la televisión: lo mantuvieron en el papel y lo hicieron riquísimo. No hay que ser profeta para saber que dentro de menos de cinco años los dueños del NYT no van a ser los Sulzberger, pero la cifra que pague el comprador se la deberán a sus abuelos.
¿Quién ha matado al diario? se preguntó, como un hecho consumado, The Economist hace un año. Al principio de la nota de tapa de la edición del 24 de agosto de 2006 cita el libro de The Vanishing Newspaper de Philip Meyer, que calcula que durante el primer trimestre de 2043 el último lector abandonará exhausto el último ejemplar de un diario en los Estados Unidos. Y contesta la nota de The Economist: está matando al diario la tecnología, la estructura del negocio, la gratuidad de la información y el acceso universal a las fuentes. Ninguna de estas circunstancias es una novedad en la industria ni en el periodismo. No está muerto el diario porque no muere el modelo documental. Cambia el modo de hacer diarios, de venderlos, de llegar al público, de hacer publicidad. Son los antiguos dueños de diarios los que no saben cómo enfrentar esa realidad.
Juan Varela, actual director de ADN.es (Grupo Planeta), le contestaba a The Economist en su blog Periodismo 21: "Es necesaria una nueva prensa. Los editores, ejecutivos y profesionales están obligados a cambiar la estructura del periodismo y del negocio para sobrevivir y medrar en el nuevo ecosistema de la información y los medios. El futuro es digital, móvil, audiovisual... pero también, y sobre todo, mucho más crítico y disperso. Mercado de nichos, no de gran consumo. Ese debe ser el eje del cambio de economía de la prensa de papel. El cambio informativo obliga a abrirse a la participación y la interactividad de los ciudadanos. No solo oír su voz, sino integrar sus criterios y aportaciones en la propia información. Ahora se llama periodismo de fuente abierta, pero el buen periodismo de siempre, el que se hundía en el debate público para encontrar la información allá donde estuviera y buscaba la verdad práctica con los ojos de su público. Solo eso ¡Y qué difícil es!".
Si internet es otro medio, será necesario estudiar las características de un sitio web y de sus usuarios para planear sus contenidos y no seguir pensando en captar a lectores de diarios. Cuáles son sus hábitos, cómo buscan y encuentran la información que les interesa. Los cibernautas usan arpón, mientras que los lectores de diario pescan con anzuelo. En internet se sabe lo que se busca, en los diarios se pesca lo que salga. Internet es submarino, el diario es de superficie. Con razón dice Nicholas Negroponte en Being Digital que los medios son diferentes corporizaciones del mismo mensaje. Pero además la información tiende a ser gratis, libre e independiente. Cuando los diarios –jaqueada su industria por el poder político o económico– no lo consiguen, estas condiciones se cuelan por otros lados (cfr. The Media Lab: Inventing the Future at M.I.T, por Stewart Brand, Penguin Books, 1987).
Lógicamente hay sinergias, como en otros medios. Habrá que buscar qué le aporta el diario al sitio web y qué no le debe aportar. No deberían ser las noticias el fuerte del sitio web, ya que el cibernauta las conoce; sabe que hubo una catástrofe en el aeropuerto de Congonhas y se sumerge a visitar los sitios que informan de otras catástrofes similares, sitios de aviones, de aeropuertos, listas de muertos y hasta el sitio de Al Qaeda, a ver si reivindica el atentando. La publicidad debe atender también a estas características de los cibernautas y a los avisos clasificados hay que encararlos estratégicamente. El día en que la mayoría de la gente tenga acceso a internet desde la casa, los diarios van a perder gran parte de sus avisos por palabras. Pero no está tan claro. De hecho, algunos sitios de clasificados tuvieron que salir en papel para vender sus avisos. Un concepto elemental en este tipo de información es el de las transacciones inmediatas. El que encuentra un producto en internet debe tener la posibilidad de comprarlo ahora mismo, o, por lo menos de señarlo y reservarlo.
El primer despegue del periodismo por internet son los weblog o sencillamente blogs. Un blog es un sitio web en el que se agregan (se postean) datos e información con la misma facilidad con la que se recibe y envía correo electrónico. Son servicios provistos por empresas como Google que permiten a cualquier persona tener su propio sitio web. También se los llama bitácoras, por ser como un diario de a bordo del blogero, pero los hay de infinidad de formas y estilos. Cuando los dirigen periodistas con trayectoria y buena información consiguen tráfico proporcionado a la calidad y la libertad de las noticias o del análisis que ofrecen, pero sobre todo por los aportes del público, que tantas veces sabe más de las noticias que los propios periodistas (cfr. We The Media, por Dan Gillmore, Editorial O´Reilly 2004). Los sitios web o los blogs (son género y especie) cuestan poco dinero o son gratuitos para el que los edita y para el cibernauta o lector. Además es muy difícil censurarlos y no se los puede extorsionar con la publicidad.
En el caso del diario, el papel (u otro material similar o sucedáneo) es esencial como soporte de su industria de contenidos. No es internet el futuro de los diarios ni va a ser su tumba. Hay que buscar el futuro de los diarios en el cambio de la escala del negocio, en los gratuitos y los populares, en la distribución y en las ventas. Los diarios se leen menos en la Argentina por las graves carencias en el sistema de distribución y en el precio; porque aburren con las mismas historias; porque los hacen prenseros y data entries y no verdaderos periodistas; porque claudican ante las presiones; porque no defienden a sus lectores de los abusos del poder. También porque no están unidos en la defensa de su industria y de su libertad.
Cuando apareció la fotografía todo el mundo pronosticó la muerte inminente de la pintura y el vapor sentenció a la navegación a vela. Sin embargo hoy hay más negocios con la pintura y más barcos de vela que nunca. Los primeros automóviles eran coches de caballos sin caballos y todavía en gran parte del mundo los llaman como cuando tenían caballos. Los primeros barcos de vapor tenían mástiles, botavaras y juanetes y todavía llamamos astilleros a las fábricas de barcos de acero. El primer cine es teatral. La primera foto es pictórica. Y los sitios webs de los diarios se parecen todavía al periódico. Es que al principio, la nueva tecnología no tiene un lenguaje propio y toma prestado el lenguaje del anterior (habría que leer más a Marshall McLuhan).
Pero hay una consecuencia más interesante todavía, que ya se está reflejando también en la propiedad de los diarios: los que inventaron los primeros automóviles no fueron los fabricantes de carros, que cuando vieron ese engendro decidieron competir con más caballos y quebraron. Hoy hay más velas que cuando solo se navegaba a vela pero los fabricantes de velas y barcos deportivos no son los mismos que los que construían balandras y bergantines.
Internet es otro medio, distinto y diferente de los demás y, por supuesto, del diario. Los sitios de los periódicos no son ni deben ser el diario en internet, pero eso no quiere decir que las empresas periodísticas no deben tener negocios en internet, como los tienen en otros ámbitos de la comunicación mediática. Será parecido en la medida en que se refleje la misma conducción o propiedad y las sinergias propias de la industria de contenidos a la que el diario, la radio, la televisión y el sitio web pertenecen. Como la radio no debería ser el diario por radio, el sitio web no debe ser el diario por internet. Diario de papel es un pleonasmo, como periodismo independiente. Periódico digital en cambio, es un contrasentido, como inteligencia artificial. Se han usado y se usan en periodismo metáforas prestadas por los diarios como Telediario, Rotativo del Aire o Edición Chiche, pero nadie piensa que esos programas de radio o televisión son periódicos (y no los dejarían entrar en ADEPA a pesar del nombre).
El 7 de febrero pasado Arthur Sulzberger provocó a los lectores del periódico israelí Haaretz: "En serio, no se si dentro de cinco años imprimiremos todavía The New York Times. ¿Y quiere saber algo? No me preocupa. Nuestro diario ya está cambiando, y el final llegará cuando la compañía decida no imprimir más la versión de papel" Para Sulzberger internet es el futuro de la prensa gráfica. Sus antepasados nunca cifraron el porvenir del NYT en la radio o la televisión: lo mantuvieron en el papel y lo hicieron riquísimo. No hay que ser profeta para saber que dentro de menos de cinco años los dueños del NYT no van a ser los Sulzberger, pero la cifra que pague el comprador se la deberán a sus abuelos.
¿Quién ha matado al diario? se preguntó, como un hecho consumado, The Economist hace un año. Al principio de la nota de tapa de la edición del 24 de agosto de 2006 cita el libro de The Vanishing Newspaper de Philip Meyer, que calcula que durante el primer trimestre de 2043 el último lector abandonará exhausto el último ejemplar de un diario en los Estados Unidos. Y contesta la nota de The Economist: está matando al diario la tecnología, la estructura del negocio, la gratuidad de la información y el acceso universal a las fuentes. Ninguna de estas circunstancias es una novedad en la industria ni en el periodismo. No está muerto el diario porque no muere el modelo documental. Cambia el modo de hacer diarios, de venderlos, de llegar al público, de hacer publicidad. Son los antiguos dueños de diarios los que no saben cómo enfrentar esa realidad.
Juan Varela, actual director de ADN.es (Grupo Planeta), le contestaba a The Economist en su blog Periodismo 21: "Es necesaria una nueva prensa. Los editores, ejecutivos y profesionales están obligados a cambiar la estructura del periodismo y del negocio para sobrevivir y medrar en el nuevo ecosistema de la información y los medios. El futuro es digital, móvil, audiovisual... pero también, y sobre todo, mucho más crítico y disperso. Mercado de nichos, no de gran consumo. Ese debe ser el eje del cambio de economía de la prensa de papel. El cambio informativo obliga a abrirse a la participación y la interactividad de los ciudadanos. No solo oír su voz, sino integrar sus criterios y aportaciones en la propia información. Ahora se llama periodismo de fuente abierta, pero el buen periodismo de siempre, el que se hundía en el debate público para encontrar la información allá donde estuviera y buscaba la verdad práctica con los ojos de su público. Solo eso ¡Y qué difícil es!".
Si internet es otro medio, será necesario estudiar las características de un sitio web y de sus usuarios para planear sus contenidos y no seguir pensando en captar a lectores de diarios. Cuáles son sus hábitos, cómo buscan y encuentran la información que les interesa. Los cibernautas usan arpón, mientras que los lectores de diario pescan con anzuelo. En internet se sabe lo que se busca, en los diarios se pesca lo que salga. Internet es submarino, el diario es de superficie. Con razón dice Nicholas Negroponte en Being Digital que los medios son diferentes corporizaciones del mismo mensaje. Pero además la información tiende a ser gratis, libre e independiente. Cuando los diarios –jaqueada su industria por el poder político o económico– no lo consiguen, estas condiciones se cuelan por otros lados (cfr. The Media Lab: Inventing the Future at M.I.T, por Stewart Brand, Penguin Books, 1987).
Lógicamente hay sinergias, como en otros medios. Habrá que buscar qué le aporta el diario al sitio web y qué no le debe aportar. No deberían ser las noticias el fuerte del sitio web, ya que el cibernauta las conoce; sabe que hubo una catástrofe en el aeropuerto de Congonhas y se sumerge a visitar los sitios que informan de otras catástrofes similares, sitios de aviones, de aeropuertos, listas de muertos y hasta el sitio de Al Qaeda, a ver si reivindica el atentando. La publicidad debe atender también a estas características de los cibernautas y a los avisos clasificados hay que encararlos estratégicamente. El día en que la mayoría de la gente tenga acceso a internet desde la casa, los diarios van a perder gran parte de sus avisos por palabras. Pero no está tan claro. De hecho, algunos sitios de clasificados tuvieron que salir en papel para vender sus avisos. Un concepto elemental en este tipo de información es el de las transacciones inmediatas. El que encuentra un producto en internet debe tener la posibilidad de comprarlo ahora mismo, o, por lo menos de señarlo y reservarlo.
El primer despegue del periodismo por internet son los weblog o sencillamente blogs. Un blog es un sitio web en el que se agregan (se postean) datos e información con la misma facilidad con la que se recibe y envía correo electrónico. Son servicios provistos por empresas como Google que permiten a cualquier persona tener su propio sitio web. También se los llama bitácoras, por ser como un diario de a bordo del blogero, pero los hay de infinidad de formas y estilos. Cuando los dirigen periodistas con trayectoria y buena información consiguen tráfico proporcionado a la calidad y la libertad de las noticias o del análisis que ofrecen, pero sobre todo por los aportes del público, que tantas veces sabe más de las noticias que los propios periodistas (cfr. We The Media, por Dan Gillmore, Editorial O´Reilly 2004). Los sitios web o los blogs (son género y especie) cuestan poco dinero o son gratuitos para el que los edita y para el cibernauta o lector. Además es muy difícil censurarlos y no se los puede extorsionar con la publicidad.
En el caso del diario, el papel (u otro material similar o sucedáneo) es esencial como soporte de su industria de contenidos. No es internet el futuro de los diarios ni va a ser su tumba. Hay que buscar el futuro de los diarios en el cambio de la escala del negocio, en los gratuitos y los populares, en la distribución y en las ventas. Los diarios se leen menos en la Argentina por las graves carencias en el sistema de distribución y en el precio; porque aburren con las mismas historias; porque los hacen prenseros y data entries y no verdaderos periodistas; porque claudican ante las presiones; porque no defienden a sus lectores de los abusos del poder. También porque no están unidos en la defensa de su industria y de su libertad.
jueves, 9 de agosto de 2007
Oportunidad histórica para ADEPA
El próximo miércoles 16, en ADEPA se discutirá la inclusión de los llamado periódicos digitales como miembros activos. Los estatutos de ADEPA son bastante claros al referirse a quiénes pueden y quiénes no pueden ser miembros activos y adherentes. Desde su misma fundación, conviven diarios y revistas pero no canales de televisión ni emisoras de radio; tampoco las agencias de noticias, que están contempladas expresamente como miembros adherentes, aunque nadie dude de su condición de entidades periodísticas públicas o privadas.
Es que, de hecho y aunque tenga entre sus miembros a revistas, ADEPA funciona como la Asociación de Periódicos de la República Argentina y así lo entiende la opinión pública. ADEPA representa pacíficamente a los diarios en la SIP y en la WAN y se considera hermana de otras asociaciones nacionales de diarios. Esa ha sido su fortaleza y también su debilidad, debido a la división en cuatro instituciones que no terminan de distinguir sus competencias.
Es evidente que los artículos segundo y quinto de los estatutos se refieren a los medios gráficos independientes, que tengan como negocio central el periodismo, cuando establece que pueden ser miembros activos las “entidades editoras de publicaciones periodísticas de aparición regular y circulación general” y que no pueden serlo “las publicaciones editadas por reparticiones oficiales (…), por asociaciones u organizaciones estatales o que representen intereses gremiales o profesionales”. Tan claro se lo ha entendido que, en 45 años no se han incorporado ni emisoras de radio ni canales de televisión, ni se ha dejado entrar como miembros activos a las agencias de noticias, a pesar de haberlo intentado más de una vez. Se ha argumentado que los canales de televisión y las emisoras de radio no pueden ser asociados por depender de licencias públicas y no cumplir, por tanto, la condición de la independencia. Pero entonces no hay otra razón que no sea su condición no gráfica para las agencias noticiosas privadas argentinas como DYN o NA. También se ha dicho que, cuando se fundó ADEPA en 1962 (los estatutos son de 1966) no existía la televisión y la radio era a galena… La primera emisión de radio en la Argentina –y en el mundo– es del 27 de agosto 1920 (en 1962 ya existía el transistor), la de TV es del 17 de octubre de 1951 y Julius Reuter fundó la primera agencia privada en 1850.
En la palabra entidad puede caber de todo. Un diario lo es. También una emisora de radio y un canal de televisión, aunque parte importante de su espacio o de su tiempo lo dediquen al entretenimiento. Una newsmagazin o una revista deportiva son entidades periodísticas ¿pero lo es una revista infantil, una de modas, del corazón o pornográfica, no contempladas entre las técnicas, científicas o culturales del artículo segundo? Si las emisoras de radio o televisión no pueden ser miembros por depender de una licencia estatal ¿puede ser miembro de ADEPA un programa de TV? ¿es una entidad periodística? ¿no es más entidad periodística un programa de actualidad política que el canal emisor? La palabra entidad admite toda clase de personas jurídicas y físicas (cfr. Diccionario de la Real Academia Española). La única puntualización que hacen los estatutos es la condición de un solo voto por entidad, sin importar la cantidad de publicaciones que edite. Hay sitios de internet para todo: algunos son periodísticos y muy pocos tienen personería jurídica por depender de personas físicas que no serían entidades para ADEPA aunque sí lo son para el DRAE.
Quien otorga los dominios de internet argentinos (el sufijo .ar) es el estado nacional a través de la Cancillería. ¿Son entonces independientes los sitios de internet radicados en la Argentina o deben asimilarse a la condición de la radio y la TV? Hasta el sitio web de ADEPA depende de un registro del gobierno argentino que debe renovarse periódicamente y que puede ser revocado unilateralmente con un simple aviso:
Art. 15. NIC Argentina podrá revocar el registro de un nombre de dominio cuando, por razones técnicas o de servicio ello sea conveniente, notificando electrónicamente al registrante. En el caso de que la revocación se realice por orden judicial, será efectivizada en el plazo que en la misma se establezca.” (Reglamento de NIC Argentina)
Muchos diarios tienen también emisoras de radio o canales de televisión. Internet ya no es tan nuevo y sus sitios web se independizan del papel. Empezaron volcando la misma información que publicaban en la edición del día. Luego se fueron despegando con material y lenguaje propios que les permite aumentar el tráfico y vender publicidad para ese tráfico. Hace tiempo que han aparecido sitios independientes de los diarios: primero en el interior y después en Buenos Aires (en Misiones se da el contrasentido de un sitio web afín al gobierno que se pasó al papel e imprime el periódico Misiones On Line). Infobae.com y otros sitios parecidos se llaman a sí mismos “periódicos digitales” igual que en casi todo el mundo y en distintos idiomas se llama “carro” a los automóviles. Los diarios son un medio de papel (o de otro soporte) pero siempre en el modelo documental, suficientemente probado por más de 3.000 años. Un soporte portátil y cálido, propenso al análisis, completamente asimilado con el lector, que lo puede utilizar cómo y cuándo quiere (cfr. Mediamorphosis, por Roger Fidler, Pine Forge, 1997).
“La radio es primordialmente un medio de música y conversación. La televisión está dominada por el entretenimiento. Internet es un medio de búsqueda, sin seguridad acerca de la calidad o veracidad de los contenidos. Los periódicos siguen siendo el único medio dedicado primordialmente a las noticias: información que es generalmente verificable, precisa, imparcial y en busca de la verdad”. (Brian Steffen, Director de la Newspaper Association of America).
Two forms of free information have emerged over the last decade: free Internet news and free daily newspapers. Internet news is of course not free at all. People invest in hardware, connections and extra features like digital cameras, game consoles, webcams etc. But content is perceived as being free... the free daily has been around for more than 10 years now. In general, publishers of paid newspapers don't seem to like free papers that much, as this quote from the publisher of Bild Zeitung illustrates: "every day without a free newspaper is a good day". But in reality the relationship is more complicated: 50% of the total circulation of free newspapers is published by companies that publish paid newspapers as well. (Piett Baker, Universidad de Amsterdam, en el informe de la WAN 2006).
La decisión es política y no técnica y va a poner a ADEPA en la encrucijada de su existencia: o se decide a cumplir el papel corporativo de cámara empresaria de la industria de diarios de la Argentina o terminará en una institución que agrupa y defiende a los periodistas y sus libertades.
Para constituirse en corporación sólo tiene que reunirse en una sola asociación junto con las otras dos instituciones que agrupan a los periódicos: ADIRA para el interior y AEDBA para Buenos Aires (la CEMCI concentra las asociaciones de medios independientes: una división más, paradójica consecuencia de la falta de unidad entre las anteriores). Desde una sola entidad fuerte se puede y debe defender la industria con la convicción de que es el medio más eficaz para defender la libertad de expresión y de prensa.
Si, en cambio, ADEPA acepta los “diarios digitales”, se convertirá en una agrupación de periodistas. Es que luego deberá aceptar a los programas periodísticos de radio y televisión, las agencias, las editoriales que publican libros de actualidad... Después vendrán los periodistas que son una empresa o una marca y hasta una entidad unipersonal: Mariano Grondona, Alfredo Leuco, Marcelo Longobardi, Luis Majul, Joaquín Morales Solá, Magdalena Ruiz Guiñazú... (el orden es alfabético). Detrás de ellos llegarán sus empleados y los de todos los medios que exigirán su derecho: quién va a negar a cualquier persona física su condición de entidad como ente o ser (cuarta acepción del DRAE). También aparecerán en la lista los que cobran de los servicios de inteligencia, los que venden su pluma, los extorsionadores disfrazados, los operadores, los graduados en periodismo, los que se pasaron a las gerencias de comunicaciones de las empresas, los prenseros y toda la fauna del fantástico y apasionante mundo del periodismo: todos ellos tienen blogs, “periódicos digitales” o sitios de internet.
Pero si ADEPA se convirtiera en una asociación de periodistas, habría que fundar una nueva Asociación de la Prensa Argentina que resulte de la unión de las actuales ADIRA y AEDBA. Esa asociación sería similar a la ANJ de Brasil, la ANP de Chile, ANDIARIOS de Colombia, AEDEP del Ecuador o la NAA de los Estados Unidos. Deberá abocarse con determinación y urgencia a conjurar las graves amenazas a la libertad de prensa de las que escasamente se ocupa hasta ahora, como:
1. La insolvencia económica de muchos periódicos, que los lleva a perder su independencia y caer en las maniobras de extorsión con la publicidad pública o privada.
2. El sistema distribución y comercialización perverso y mafioso, amparado por leyes antiguas, injustas y poco republicanas, que asfixia a los diarios y les impide vender su producto con libertad.
3. La degradación cultural de la Argentina que aumenta cada año y hace difícil encontrar profesionales capaces de expresarse y público capaz de comprender los mensajes. Sin lenguaje no hay expresión posible, y la libertad de pensamiento se vuelve una quimera.
Los fines y los estatutos de ADEPA son perfectamente compatibles con una redefinición de sus tareas y el cumplimiento cabal de su misión en una agrupación fuerte y poderosa, enfocada al servicio de la libertad de información y opinión de los periódicos argentinos.
Esta redefinición implica dejar de actuar como una “iglesia” para convertirse en una verdadera cámara empresaria de la industria de los diarios argentinos, que defiende los intereses de sus asociados, empezando por la libertad de expresión, inseparable de su solvencia económica y financiera, que es su presupuesto indispensable. Por esta misma razón no debería pretender ADEPA ser la única ni la más importante institución defensora de la libertad de prensa: cuantas más haya, mejor.
ADEPA y la entidad periodística, en Paper Papers, 18/7/07
Entidad e identidad de ADEPA, en Paper Papers, 17/7/07
ADEPA tiene un problema de identidad, en Paper Papers, 16/7/07
Es que, de hecho y aunque tenga entre sus miembros a revistas, ADEPA funciona como la Asociación de Periódicos de la República Argentina y así lo entiende la opinión pública. ADEPA representa pacíficamente a los diarios en la SIP y en la WAN y se considera hermana de otras asociaciones nacionales de diarios. Esa ha sido su fortaleza y también su debilidad, debido a la división en cuatro instituciones que no terminan de distinguir sus competencias.
Es evidente que los artículos segundo y quinto de los estatutos se refieren a los medios gráficos independientes, que tengan como negocio central el periodismo, cuando establece que pueden ser miembros activos las “entidades editoras de publicaciones periodísticas de aparición regular y circulación general” y que no pueden serlo “las publicaciones editadas por reparticiones oficiales (…), por asociaciones u organizaciones estatales o que representen intereses gremiales o profesionales”. Tan claro se lo ha entendido que, en 45 años no se han incorporado ni emisoras de radio ni canales de televisión, ni se ha dejado entrar como miembros activos a las agencias de noticias, a pesar de haberlo intentado más de una vez. Se ha argumentado que los canales de televisión y las emisoras de radio no pueden ser asociados por depender de licencias públicas y no cumplir, por tanto, la condición de la independencia. Pero entonces no hay otra razón que no sea su condición no gráfica para las agencias noticiosas privadas argentinas como DYN o NA. También se ha dicho que, cuando se fundó ADEPA en 1962 (los estatutos son de 1966) no existía la televisión y la radio era a galena… La primera emisión de radio en la Argentina –y en el mundo– es del 27 de agosto 1920 (en 1962 ya existía el transistor), la de TV es del 17 de octubre de 1951 y Julius Reuter fundó la primera agencia privada en 1850.
En la palabra entidad puede caber de todo. Un diario lo es. También una emisora de radio y un canal de televisión, aunque parte importante de su espacio o de su tiempo lo dediquen al entretenimiento. Una newsmagazin o una revista deportiva son entidades periodísticas ¿pero lo es una revista infantil, una de modas, del corazón o pornográfica, no contempladas entre las técnicas, científicas o culturales del artículo segundo? Si las emisoras de radio o televisión no pueden ser miembros por depender de una licencia estatal ¿puede ser miembro de ADEPA un programa de TV? ¿es una entidad periodística? ¿no es más entidad periodística un programa de actualidad política que el canal emisor? La palabra entidad admite toda clase de personas jurídicas y físicas (cfr. Diccionario de la Real Academia Española). La única puntualización que hacen los estatutos es la condición de un solo voto por entidad, sin importar la cantidad de publicaciones que edite. Hay sitios de internet para todo: algunos son periodísticos y muy pocos tienen personería jurídica por depender de personas físicas que no serían entidades para ADEPA aunque sí lo son para el DRAE.
Quien otorga los dominios de internet argentinos (el sufijo .ar) es el estado nacional a través de la Cancillería. ¿Son entonces independientes los sitios de internet radicados en la Argentina o deben asimilarse a la condición de la radio y la TV? Hasta el sitio web de ADEPA depende de un registro del gobierno argentino que debe renovarse periódicamente y que puede ser revocado unilateralmente con un simple aviso:
Art. 15. NIC Argentina podrá revocar el registro de un nombre de dominio cuando, por razones técnicas o de servicio ello sea conveniente, notificando electrónicamente al registrante. En el caso de que la revocación se realice por orden judicial, será efectivizada en el plazo que en la misma se establezca.” (Reglamento de NIC Argentina)
Muchos diarios tienen también emisoras de radio o canales de televisión. Internet ya no es tan nuevo y sus sitios web se independizan del papel. Empezaron volcando la misma información que publicaban en la edición del día. Luego se fueron despegando con material y lenguaje propios que les permite aumentar el tráfico y vender publicidad para ese tráfico. Hace tiempo que han aparecido sitios independientes de los diarios: primero en el interior y después en Buenos Aires (en Misiones se da el contrasentido de un sitio web afín al gobierno que se pasó al papel e imprime el periódico Misiones On Line). Infobae.com y otros sitios parecidos se llaman a sí mismos “periódicos digitales” igual que en casi todo el mundo y en distintos idiomas se llama “carro” a los automóviles. Los diarios son un medio de papel (o de otro soporte) pero siempre en el modelo documental, suficientemente probado por más de 3.000 años. Un soporte portátil y cálido, propenso al análisis, completamente asimilado con el lector, que lo puede utilizar cómo y cuándo quiere (cfr. Mediamorphosis, por Roger Fidler, Pine Forge, 1997).
“La radio es primordialmente un medio de música y conversación. La televisión está dominada por el entretenimiento. Internet es un medio de búsqueda, sin seguridad acerca de la calidad o veracidad de los contenidos. Los periódicos siguen siendo el único medio dedicado primordialmente a las noticias: información que es generalmente verificable, precisa, imparcial y en busca de la verdad”. (Brian Steffen, Director de la Newspaper Association of America).
Two forms of free information have emerged over the last decade: free Internet news and free daily newspapers. Internet news is of course not free at all. People invest in hardware, connections and extra features like digital cameras, game consoles, webcams etc. But content is perceived as being free... the free daily has been around for more than 10 years now. In general, publishers of paid newspapers don't seem to like free papers that much, as this quote from the publisher of Bild Zeitung illustrates: "every day without a free newspaper is a good day". But in reality the relationship is more complicated: 50% of the total circulation of free newspapers is published by companies that publish paid newspapers as well. (Piett Baker, Universidad de Amsterdam, en el informe de la WAN 2006).
La decisión es política y no técnica y va a poner a ADEPA en la encrucijada de su existencia: o se decide a cumplir el papel corporativo de cámara empresaria de la industria de diarios de la Argentina o terminará en una institución que agrupa y defiende a los periodistas y sus libertades.
Para constituirse en corporación sólo tiene que reunirse en una sola asociación junto con las otras dos instituciones que agrupan a los periódicos: ADIRA para el interior y AEDBA para Buenos Aires (la CEMCI concentra las asociaciones de medios independientes: una división más, paradójica consecuencia de la falta de unidad entre las anteriores). Desde una sola entidad fuerte se puede y debe defender la industria con la convicción de que es el medio más eficaz para defender la libertad de expresión y de prensa.
Si, en cambio, ADEPA acepta los “diarios digitales”, se convertirá en una agrupación de periodistas. Es que luego deberá aceptar a los programas periodísticos de radio y televisión, las agencias, las editoriales que publican libros de actualidad... Después vendrán los periodistas que son una empresa o una marca y hasta una entidad unipersonal: Mariano Grondona, Alfredo Leuco, Marcelo Longobardi, Luis Majul, Joaquín Morales Solá, Magdalena Ruiz Guiñazú... (el orden es alfabético). Detrás de ellos llegarán sus empleados y los de todos los medios que exigirán su derecho: quién va a negar a cualquier persona física su condición de entidad como ente o ser (cuarta acepción del DRAE). También aparecerán en la lista los que cobran de los servicios de inteligencia, los que venden su pluma, los extorsionadores disfrazados, los operadores, los graduados en periodismo, los que se pasaron a las gerencias de comunicaciones de las empresas, los prenseros y toda la fauna del fantástico y apasionante mundo del periodismo: todos ellos tienen blogs, “periódicos digitales” o sitios de internet.
Pero si ADEPA se convirtiera en una asociación de periodistas, habría que fundar una nueva Asociación de la Prensa Argentina que resulte de la unión de las actuales ADIRA y AEDBA. Esa asociación sería similar a la ANJ de Brasil, la ANP de Chile, ANDIARIOS de Colombia, AEDEP del Ecuador o la NAA de los Estados Unidos. Deberá abocarse con determinación y urgencia a conjurar las graves amenazas a la libertad de prensa de las que escasamente se ocupa hasta ahora, como:
1. La insolvencia económica de muchos periódicos, que los lleva a perder su independencia y caer en las maniobras de extorsión con la publicidad pública o privada.
2. El sistema distribución y comercialización perverso y mafioso, amparado por leyes antiguas, injustas y poco republicanas, que asfixia a los diarios y les impide vender su producto con libertad.
3. La degradación cultural de la Argentina que aumenta cada año y hace difícil encontrar profesionales capaces de expresarse y público capaz de comprender los mensajes. Sin lenguaje no hay expresión posible, y la libertad de pensamiento se vuelve una quimera.
Los fines y los estatutos de ADEPA son perfectamente compatibles con una redefinición de sus tareas y el cumplimiento cabal de su misión en una agrupación fuerte y poderosa, enfocada al servicio de la libertad de información y opinión de los periódicos argentinos.
Esta redefinición implica dejar de actuar como una “iglesia” para convertirse en una verdadera cámara empresaria de la industria de los diarios argentinos, que defiende los intereses de sus asociados, empezando por la libertad de expresión, inseparable de su solvencia económica y financiera, que es su presupuesto indispensable. Por esta misma razón no debería pretender ADEPA ser la única ni la más importante institución defensora de la libertad de prensa: cuantas más haya, mejor.
ADEPA y la entidad periodística, en Paper Papers, 18/7/07
Entidad e identidad de ADEPA, en Paper Papers, 17/7/07
ADEPA tiene un problema de identidad, en Paper Papers, 16/7/07
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miércoles, 8 de agosto de 2007
El carnet es un cepo para periodistas
Cuando empezaba a trabajar, en la Argentina al carnet de periodista lo daba el sindicato de la prensa y beneficiaba por ley al propietario con el 50% de descuento en todos los pasajes, desde billetes de vuelos internacionales al autobús para ir a la casa. Será quizá por eso que todavía lo primero que preguntan los nuevos empleados en una empresa periodística, por lo menos en las que me ha tocado trabajar, es por el carnet de periodista.
Ese carnet tan codiciado era, en realidad, un cepo. Con él la autoridad controlaba a los periodistas que temían la posibilidad de perderlo. Aunque ahora los carnets y acreditaciones corren por cuenta de los organizadores de los acontecimientos que se cubren, y no otorgan semejantes beneficios, no han perdido su condición de cepo. Permiten entrar gratis donde otros pagan y pasar barreras que los simples mortales no franquean. Pero los lleva a todos al mismo sitio: el corral de los periodistas que se entretienen con chistes de colegas mientras ocurren cosas que no entienden.
El buen periodista no usa carnet: es un simple mortal que se mimetiza con las autoridades o con el público y no con los otros periodistas, segregados a una burbuja por el carnet que les cuelga del cuello. Después dirán todos lo mismo, porque vieron y oyeron lo mismo. El carnet es más un medio para controlar que para facilitar la tarea de los periodistas.
El periodismo es un oficio, en Paper Papers, 26/4/07
Ese carnet tan codiciado era, en realidad, un cepo. Con él la autoridad controlaba a los periodistas que temían la posibilidad de perderlo. Aunque ahora los carnets y acreditaciones corren por cuenta de los organizadores de los acontecimientos que se cubren, y no otorgan semejantes beneficios, no han perdido su condición de cepo. Permiten entrar gratis donde otros pagan y pasar barreras que los simples mortales no franquean. Pero los lleva a todos al mismo sitio: el corral de los periodistas que se entretienen con chistes de colegas mientras ocurren cosas que no entienden.
El buen periodista no usa carnet: es un simple mortal que se mimetiza con las autoridades o con el público y no con los otros periodistas, segregados a una burbuja por el carnet que les cuelga del cuello. Después dirán todos lo mismo, porque vieron y oyeron lo mismo. El carnet es más un medio para controlar que para facilitar la tarea de los periodistas.
El periodismo es un oficio, en Paper Papers, 26/4/07
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lunes, 6 de agosto de 2007
Las ruedas de prensa
Bruselas es la segunda capital del mundo. Lo atestigua la cantidad de lobbies que actúan ante los organismos de gobierno de la Unión Europea, solo superadada por Washington DC. Ahí están instalados desde los detractores del tabaco para pipa hasta los defensores de los derechos de los tiburones.
Trabajé en Bruselas a principios de los 90. Cubría los organismos de gobierno de la Comunidad Europea antes de que fuera Unión. Todos los días a las 12 había un briefing de prensa en el salón de conferencias del edificio Berlaymont, la sede de la Comisión Europea. Asistíamos cientos de periodistas que después contábamos lo mismo en distintos idiomas: lo que los políglotas porte-parole querían que dijéramos. Uno o dos periodistas hacían las preguntas que pensábamos todos.
No todos... Andrés Garrigó no iba nunca. En esa época dejaba la corresponsalía de La Vanguardia de Barcelona y fundaba una agencia especializada en temas de salud y medio ambiente para la que yo trabajaba. Cuando le contaba las novedades del día, habitualmente me retrucaba con el doble de información. Era exasperante.
Desde entonces odio las conferencias de prensa tanto como los carnets de periodista. Las ruedas de prensa son una herramienta para hacernos decir a todos lo mismo. Son culpables en gran parte de la comoditización de los diarios, del aburrimiento de los lectores y de la estupidización de los periodistas. Dicen que los periodistas de El País de Madrid no van a ruedas de prensa. No lo encontré en su Libro de Estilo y los vi seguido en las de la Unión Europea. Sería muy saludable para cualquier diario establecer esa norma.
Los diarios commodity, en Paper Papers, 28/1/06
Trabajé en Bruselas a principios de los 90. Cubría los organismos de gobierno de la Comunidad Europea antes de que fuera Unión. Todos los días a las 12 había un briefing de prensa en el salón de conferencias del edificio Berlaymont, la sede de la Comisión Europea. Asistíamos cientos de periodistas que después contábamos lo mismo en distintos idiomas: lo que los políglotas porte-parole querían que dijéramos. Uno o dos periodistas hacían las preguntas que pensábamos todos.
No todos... Andrés Garrigó no iba nunca. En esa época dejaba la corresponsalía de La Vanguardia de Barcelona y fundaba una agencia especializada en temas de salud y medio ambiente para la que yo trabajaba. Cuando le contaba las novedades del día, habitualmente me retrucaba con el doble de información. Era exasperante.
Desde entonces odio las conferencias de prensa tanto como los carnets de periodista. Las ruedas de prensa son una herramienta para hacernos decir a todos lo mismo. Son culpables en gran parte de la comoditización de los diarios, del aburrimiento de los lectores y de la estupidización de los periodistas. Dicen que los periodistas de El País de Madrid no van a ruedas de prensa. No lo encontré en su Libro de Estilo y los vi seguido en las de la Unión Europea. Sería muy saludable para cualquier diario establecer esa norma.
Los diarios commodity, en Paper Papers, 28/1/06
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domingo, 5 de agosto de 2007
Fiesta en Nueva York
Parece que desde el lunes pasado están de fiesta en el Post de Nueva York. Lo provocó la noticia de la compra del Wall Street Journal por News International, la compañía de Rupert Murdoch, también propietaria del Post.
Murdoch pagó 5.000 millones de dólares. Nunca nadie en la historia pudo ofrecer ni ofrecerá ese dinero por el WSJ. No vender hubiera sido una locura para los Bancroft que estaban divididos a favor y en contra de la venta. Muchos suponen que Murdoch pagó esa cifra porque siempre quiso tener un diario poderoso en Nueva York y no le alcanzaba con el Post. El motivo parece más sentimental que económico. Lo cierto es que Murdoch paga porque tiene: tiene dinero y tiene un plan.
Pero la fiesta el el New York Post se comprende: ellos están con Murdoch hace ya unos cuantos años y son ellos los van a desembarcar en Dow Jones a tomar el mando del barco. Ahora serán ellos los encargados de birlarle la publicidad y los lectores al New York Times, hasta servírselo en bandeja y a mejor precio a News Corporation.
¡Cómo cambian los tiempos! El 16 de marzo de 1993, cuando Murdoch compraba el Post, los empleados le hicieron esta portada en la que aparecía el logotipo con Alexander Hamilton llorando:
Murdoch pagó 5.000 millones de dólares. Nunca nadie en la historia pudo ofrecer ni ofrecerá ese dinero por el WSJ. No vender hubiera sido una locura para los Bancroft que estaban divididos a favor y en contra de la venta. Muchos suponen que Murdoch pagó esa cifra porque siempre quiso tener un diario poderoso en Nueva York y no le alcanzaba con el Post. El motivo parece más sentimental que económico. Lo cierto es que Murdoch paga porque tiene: tiene dinero y tiene un plan.
Pero la fiesta el el New York Post se comprende: ellos están con Murdoch hace ya unos cuantos años y son ellos los van a desembarcar en Dow Jones a tomar el mando del barco. Ahora serán ellos los encargados de birlarle la publicidad y los lectores al New York Times, hasta servírselo en bandeja y a mejor precio a News Corporation.
¡Cómo cambian los tiempos! El 16 de marzo de 1993, cuando Murdoch compraba el Post, los empleados le hicieron esta portada en la que aparecía el logotipo con Alexander Hamilton llorando:
viernes, 3 de agosto de 2007
PRISA debería comprar El Espectador
El Grupo PRISA se quedó con las ganas de comprar El Tiempo de Bogotá. Podría usar ese dinero para comprar algo mucho más barato: la porción de control o el 100 % de El Espectador. Colombia da para otro periódico nacional, pero mejor todavía si es verdadera competencia de El Tiempo, ahora del Grupo Planeta. El Espectador aparece solo los domingos desde el año 2000 y es propiedad de Julio Mario Santo Domingo desde 1997. El Grupo Santo Domingo controla también Caracol TV, Cromos, la cervecera Bavaria y Avianca, la línea aérea colombiana. PRISA controla la totalidad de la Cadena Caracol Radio, con 130 emisoras, desde que se dividió su propiedad entre Santo Domingo, que se quedó con la televisión y PRISA, que compró las radios.
Pueden invertir los 310 millones de dólares que estaban dispuestos a pagar por la Casa Editorial El Tiempo en la compra y relanzamiento de El Espectador como diario nacional, progresista y liberal. Sería fantástico para Prisa y para Colombia.
Pueden invertir los 310 millones de dólares que estaban dispuestos a pagar por la Casa Editorial El Tiempo en la compra y relanzamiento de El Espectador como diario nacional, progresista y liberal. Sería fantástico para Prisa y para Colombia.
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jueves, 2 de agosto de 2007
El precio de El Tiempo de Bogotá
Según datos conseguidos hoy mismo, pero seguramente un poco inflados, El Tiempo vendería 320.000 ejemplares de lunes a domingos. El diario Hoy vendería 90.000 de lunes a sábados (77.000 de lunes a domingos) y Portafolio, solo por suscripción, unas 30.000 copias, también de lunes a sábados (25.700). En total son unos 425.000 ejemplares calculados de lunes a domingos. Aplicando un coeficiente de reducción, normal en un sitio en donde no se audita la circulación y el diario es monopólico, parece muy verosímil el precio difundido por su competidor. Por el 55 % del paquete de la Casa Editorial El Tiempo el Grupo Planeta habría pagado U$ 185 millones. No se incluye el 40 % de City TV.
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Era verdad: los Santos vendieron El Tiempo
Al final Planeta compró el 55 por ciento de las acciones de la Casa Editorial El Tiempo (CEET) y el 40 por ciento del canal de televisión City TV. La noticia difundida el jueves 26 por Radio Caracol era verdad a pesar de la desmentida de El Tiempo. Prisa, la dueña de la cadena, había participado en las ofertas por lo que tenía buena información y un poco de bronca por haberse perdido la compra. Entre los principales puntos del acuerdo se indica que los porcentajes adquiridos por Planeta, uno de los mayores grupos editoriales de España, son "el tope máximo permitido para una empresa extranjera en un canal de TV colombiano".
Luis Fernando Santos Calderón y su equipo directivo, en la compañía colombiana, continuarán al frente. Del mismo modo que los codirectores de El Tiempo, Enrique Santos Calderón y Rafael Santos Calderón; el editor general del diario, Roberto Pombo; el director de City TV, Darío Restrepo, y el resto de los equipos ejecutivos. Se creará un Consejo de Fundadores, que garantizará la continuidad e independencia de la política editorial de la CEET. El comunicado señala que en ese consejo habrá tres directores de Grupo Planeta y otros seis seleccionados por los actuales socios de El Tiempo. Este Consejo tendrá la función de nombrar los directivos de opinión y contenido de los medios de la CEET, quienes son los responsables de definir las respectivas políticas editoriales de cada medio.
No hay que ser profeta para anunciar que habrá problemas: nadie vende el 55% de una compañía y pretende a la vez controlar su línea editorial o su independencia. Si vendieron su independencia no se entiende porqué pretenden conservarla.
El control del Wall Street Journal, en Paper Papers, 17/6/07
Luis Fernando Santos Calderón y su equipo directivo, en la compañía colombiana, continuarán al frente. Del mismo modo que los codirectores de El Tiempo, Enrique Santos Calderón y Rafael Santos Calderón; el editor general del diario, Roberto Pombo; el director de City TV, Darío Restrepo, y el resto de los equipos ejecutivos. Se creará un Consejo de Fundadores, que garantizará la continuidad e independencia de la política editorial de la CEET. El comunicado señala que en ese consejo habrá tres directores de Grupo Planeta y otros seis seleccionados por los actuales socios de El Tiempo. Este Consejo tendrá la función de nombrar los directivos de opinión y contenido de los medios de la CEET, quienes son los responsables de definir las respectivas políticas editoriales de cada medio.
No hay que ser profeta para anunciar que habrá problemas: nadie vende el 55% de una compañía y pretende a la vez controlar su línea editorial o su independencia. Si vendieron su independencia no se entiende porqué pretenden conservarla.
El control del Wall Street Journal, en Paper Papers, 17/6/07
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