Parece que desde el lunes pasado están de fiesta en el Post de Nueva York. Lo provocó la noticia de la compra del Wall Street Journal por News International, la compañía de Rupert Murdoch, también propietaria del Post.
Murdoch pagó 5.000 millones de dólares. Nunca nadie en la historia pudo ofrecer ni ofrecerá ese dinero por el WSJ. No vender hubiera sido una locura para los Bancroft que estaban divididos a favor y en contra de la venta. Muchos suponen que Murdoch pagó esa cifra porque siempre quiso tener un diario poderoso en Nueva York y no le alcanzaba con el Post. El motivo parece más sentimental que económico. Lo cierto es que Murdoch paga porque tiene: tiene dinero y tiene un plan.
Pero la fiesta el el New York Post se comprende: ellos están con Murdoch hace ya unos cuantos años y son ellos los van a desembarcar en Dow Jones a tomar el mando del barco. Ahora serán ellos los encargados de birlarle la publicidad y los lectores al New York Times, hasta servírselo en bandeja y a mejor precio a News Corporation.
¡Cómo cambian los tiempos! El 16 de marzo de 1993, cuando Murdoch compraba el Post, los empleados le hicieron esta portada en la que aparecía el logotipo con Alexander Hamilton llorando:
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