Ya nació la cuarta generación de periódicos gratuitos. Es la que se regala en los quioscos y comparte cartel con los diarios de pago. Las editoriales los entregan en los puestos de venta y allí los entregan a todo el que lo pida. Por supuesto que se paga por este trabajo, igual que siempre se pagó a quienes lo reparten en las casas o lo pasan de mano en mano a los commuters en los andenes del metro o encrucijadas de las ciudades.
El control debe ser el de cualquier negocio de distribución, pero con la ventaja de que al vendedor de diarios le conviene atraer posibles clientes para las publicaciones de pago con los títulos gratuitos. No creo que sea contra su negocio regalar ejemplares: es al revés.
Son sucesivas generaciones de métodos de distribución y subsisten las cuatro. La primera fue la de los dispensers: el lector retiraba de canastos los ejemplares (sigue en las estaciones de peaje). La segunda es la del diario entregado a mano, ya habitual en las estaciones de metro o de trenes suburbanos. La tercera es la de los diarios deslizados por debajo de la puerta de casa, cuando empezaron a competir con los de pago por el tiempo del desayuno, entre la cama y la puerta de calle. La cuarta es la competencia en los newstands, el escaparate habitual de los periódicos y el espacio de los compradores ocasionales, atraídos por los títulos, las fotos o la agenda informativa de periódicos y revistas.
Tercera generación de gratuitos, en Paper Papers, 14/10/06
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