Clarín ya bajó la cabeza y transó su portada con la estrategia del gobierno. El título de la falta de alimentos y la cancelación del transporte de pasajeros intenta mostrar las calamidades que provoca el paro del campo en los ciudadanos y pretende justificar la intervención de las fuerzas de seguridad en el desbaratamiento de los piquetes rurales en las rutas argentinas (son más de mil). Evitó, además, la foto, aunque se pasó a otra gravísima consecuencia de la falta de seguridad y de justicia en la provincia de Buenos Aires: ayer un motín de vecinos intentó linchar a un violador en una localidad balnearia. Evita también cuidadosamente la palabra cacerolazo y utiliza caceroleo en portada. Usan un diminutivo despectivo en lugar del aumentativo acostumbrado en la Argentina para esta demostración que estaba grande en la tapa de ayer. Cabildeo y lloriqueo en lugar de cordobazo o impuestazo. Cristina ocupa otra vez las primeras páginas, mientras la protesta y los enfrentamientos entre los piqueteros del gobierno y los detractores pasaron a la ocho. De la tres a la siete: Cristina, tregua / gobernadores, fuego cruzado / Iglesia, buenos oficios / productores, levantar el paro / van der Kooy, viejos fantasmas. Lo mejor es la columna de Ricardo Roa en la dos, Del editor al lector, pero no es la visión del resto del diario.
Se agradece hoy la contundecia de análisis y opinión de La Nación. Las columnas de Beatriz Sarlo (impecable), Joaquín Morales Solá, Eduardo Fidanza, Carlos Pagni, Daniel Della Costa y el resto de las firmas del diario, con enviados en Ceibas, Trenque Lauquen y Junín. Además del excelente resumen de Roa y el artículo de van der Koy, Clarín tiene de columnistas a ¡Raúl Alfonsín y Felipe González!, más un corresponsal en Gualeguaychú.