... y por fin Clarín se hace cargo de la pelea y le dedica un par de páginas en su edición de hoy (10 y 11). Lástima que, en lugar de contestar las acusaciones, manda una nota sobre el precio de la campaña de afiches en contra del diario, con un "estiman" que le quita la poca fuerza que tiene la nota: la noticia no es que alguien estime algo sino el precio de los afiches, que, por otro lado, tampoco es noticia. Para colmo Clarín confiesa en las mismas páginas que ha contratado personal de limpieza para retirar esos carteles de las calles: una táctica parecida a comprar todos los ejemplares de un diario que molesta. El que imprime los carteles (probablemente una empresa de Enrique Albistur, el Secretario de Medios) debe estar de parabienes.
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La discusión por Papel Prensa tiene otra arista paradójica: el gobierno es dueño del 33% y por tanto se acusa a sí mismo cuando culpa a la empresa por la contaminación. Pero Cristina cree que Clarín persigue a Romina Picolotti, la secretaria de Medio Ambiente, por estas denuncias. Picolotti es la típica funcionaria kirchnerista que en lugar de hacer, denuncia. Explica lo que pasa en vez poner remedio y busca responsables para desviar la atención de los verdaderos problemas. La tapa de Crítica es más explícita:
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Histeria profética, en Paper Papers, 6/5/08