Clarín de ayer publica en portada una foto que dió la vuelta al mundo. Un conductor borracho que embiste a un grupo de ciclistas en México. La noticia es la foto y en Clarín llegó a la tapa. Una muy buena foto merece la tapa, aunque no se si este es el caso, ya que la definición de la foto no era la suficiente para publicarla en ese tamaño y más chica, como la publicaron muchos periódicos en su interior, era imposible de entender.
La tapa de Crítica de hoy debe estar patrocinada por Flint Inks. Hay que pagar la tinta que se gasta es esas tiradas (seguro que hay un gerente enojado con Lanata). Un periodista cuenta las intimidades de una reunión de Kirchner con gobernadores en el Partido Justicialista. Parece que fue más por casualidad que por intención de hacerlo. Pasa: se cierra la puerta y el periodista a quien nadie conoce se queda adentro. Solo hay que aguantar con cara de idiota.