Según la Ilíada, Europa era hija del hijo de Agenor, Fénix. Tenía dos hermanos, Cadmo y Cílix. Zeus estaba enamorado de Europa y decidió seducirla. Se transformó en un toro blanco y se mezcló con las manadas de su padre. Mientras Europa y su séquito recogían flores cerca de la playa, ella vio al toro y acarició sus costados. Al darse cuenta que era manso se atrevió a subirse a su lomo. Zeus aprovechó la oportunidad, corrió al mar y nadó con ella a montada en su espalda hasta la isla de Creta. Entonces reveló su auténtica identidad y Europa se convirtió en la primera reina de Creta. La poseyó bajo un plátano, que le debe sus hojas perennes a este acontecimiento. Zeus le regaló a Talos, un autómata de bronce; Laelaps, un perro que nunca soltaba a su presa; y una jabalina que nunca erraba. En Creta Europa tuvo tres hijos de Zeus: Minos, Radamantis y Sarpedón. Asterión, rey de Creta, se casó con ella y adoptó a sus hijos. Más tarde Zeus recreó la forma del toro blanco en las estrellas que actualmente se conocen como la constelación Tauro. Algunas leyendas cuentan que este mismo toro fue con el que se topó Heracles, y que finalmente engendró al Minotauro.
En 1996 La Nación publicó este Rapto de Europa: un rinoceronte, un toro negro y enojado (no enamorado), un cíclope y hasta el Minotauro se confundieron en la cabeza del ilustrador Villareal, que tuvo que ponerle un cartel a la desdichada Europa. Doce años después, el viernes pasado, corrigieron el Rapto de Europa, pero con un toro azul (el color de la Unión Europea):