Fue la sensación esta madrugada en Buenos Aires. El gobierno perdió finalmente en el Congreso de la Nación su pulseada con el campo. En realidad el campo le ganó al autoritarismo y a la corrupción que intentaba -una vez más en la historia reciente argentina- quedarse con el dinero ajeno para sus fines políticos. Fue el triunfo del pueblo y de la producción contra la corporación política.
Con el voto del vicepresidente Cobos que desempató a las 4.25 de la madrugada en favor del campo, todo lo que se dijo en estos días cambió de sentido o lo recobró de repente. Pero sobre todo valió la pena la pelea por la institucionalidad republicana amenazada por la democracia dinástica del matrimonio Kirchner.
Ayer a la noche eran mitad y mitad. A partir de esta madrugada todos son demócratas, todos son del campo, todos son honestos...
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