En la plantilla de muchos diarios de la Argentina ya no hay fotógrafos. Solo ocupan freelancers o colaboradores. Por las leyes laborales cualquiera que publique 24 colaboraciones al año pueden exigir que lo nombren efectivo en plantilla. Así que al llegar a la 23ª quedan out y se van a otro diario. Los sub 23 hacen banco en muchas redacciones a la espera de su turno, como si fueran choferes de una remisería. Como en Buenos Aires hay trece o catorce diarios, la cosa no es tan grave para los fotógrafos, pero si para los contenidos.
Con este sistema ya no se sabe para quién trabaja cada integrante del circo que viaja con las noticias. Además, al no ser efectivos, no tienen exclusvidad, así que ellos mismos han creado una cooperativa y venden las fotos que les sobran, cuya cobertura pagaron los diarios. El resultado es lo que vemos: endogamia fotográfica: una calesita -tiovivo- que se repite como el ajo. Un rebaño monocorde de ovejas que actúan como si fueran una sola.
Pero si fuera uno solo tendría por lo menos la vergüenza profesional de dar a cada periódico una foto bien diferente. Quizá sea esa la solución: un fotógrafo que trabaje para varios diarios a la vez. Así además ahorraremos dinero, que es lo que quieren los gerentes.
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