por Emilio Deheza
Aunque el gobierno asegura tener avances en la lucha contra el crimen organizado, las noticias rojas mexicanas se han vuelto cada vez más frecuentes y grotescas. Basta ver la sanguinaria matanza de este pasado viernes, ejecutada en un estilo mafioso máximo.
El problema parecía estar confinado al crimen común en el DF y la narco-violencia en Sinaloa y la frontera. Pero ahora se extiende poco a poco por todo el país. Se trata de una complicada madeja que tiene la corrupción policiaca enraizada al centro. Hoy no se sabe quiénes son los malos y quiénes los buenos.
Por desgracia la sospecha incluye a toda la jerarquía. La investigación de un sonadísimo secuestro y homicidio nos trajo la semana pasada la noticia de que una presunta líder de la banda secuestradora era o había sido parte de los órganos policiacos. Inicialmente tuvimos una serie de declaraciones oficiales equívocas y presumiblemente distractivas.
Pero después, gracias a las revelaciones de algunos medios y a las precisiones que agregaron el diario Excélsior y Reporte Índigo, pudimos saber que se trata de ¡la subinspectora de prevención del delito! ¡en la Dirección anti secuestros! Una oficial policiaca de responsabilidad bastante alta (cuyo sueldo in-house ronda mensualmente los US $7,000). Las autoridades federales tienen muuucho qué explicar a la sociedad.
Más información en el blog de Lorenzo Meyer: ¿Qué pasa con México?.
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