La pesadilla mexicana no para. Ayer, el homicidio de Armando Rodríguez, reportero del Diario de Ciudad Juárez estremeció una vez más al medio periodístico nacional y a la comunidad juarense. El Choco, como era conocido, fue un periodista local muy querido y respetado que trabajaba justo en el frente de batalla: la fuente policiaca. Para más señas, Armando fue uno de los primeros en documentar el infame feminicidio que ha hecho tristemente célebre a 'Juaritos'.
Pero hoy en este país poco a poco el sicariato impone su ley sanguinaria a millones de mexicanos honestos y se ensaña con callar a la prensa independiente y profesional. Escribe Alejandro Páez, de Día Siete:
"Quedas siempre en la memoria, Armando Rodríguez. Que nadie prometa que 'encontrará a los culpables' porque nunca será así: los culpables están escondidos en casas de seguridad o en oficinas de gobierno –da lo mismo– y de allí no saldrán. Ya lo sabemos. Tu lo escribiste. Por eso te mataron.
No creemos en nada, querido Choco. Sólo esperamos que tu familia pase este trago de hiel lo más dulce que pueda."
Especialmente en la frontera norte y en las costas, el periodismo libre en México vive tiempos muy duros. Por desgracia, es difícil hacer fuerza gremial ya que es casi nula la organización a nivel nacional. Y aunque las autoridades han ofrecido realizar las investigaciones correspondientes nadie espera grandes resultados. Cómo esperarlos ante la enorme impunidad del crimen organizado.
Si no pueden, que se vayan
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