Hace muchos años que todo esto se ve venir. Los patronos franceses, siempre tan complacientes con los sindicatos, esos gremios de intereses, piden ahora árnica para su incompetencia o su falta de valor. Una década atrás, las editoras de Libé y Le Monde tenían planes para compartir las instalaciones de impresión y la distribución. Era lógico para un matutino y un vespertino combinar esos recursos. Todo se fue al garete por esos motivos: incompetencia, arrogancia, sindicalismo vertical.
Hay cien historias como ésta.
¿Quién lo paga? Los periodistas –en el fondo, los lectores. Betrand Pecquerie, Director del World Editors Forum y de la World Association of Newspapers hace rato que lo tiene bien explicado… en Le Monde. No funciona así, señor Metternich.
Que yo sepa, este Metternich no ha pedido que se levante la protección constitucional que tiene el negocio de la información. Eso sí que no. Porque esa es precisamente la base de sus lloros ante el Estado francés. ¿Qué tal una nacionalización o un bail-out? Un poquito caraduras, estos editores franceses. Yo digo: protejan a los diarios de sus ejecutivos. Y también: entre tanto despido de periodistas ¿no podrían echar a algún ejecutivo de vez en cuando?
[Gracias, N*]
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