Se cumple por un día la predicción de Philip Meyer en The Vanishing Newspaper: hoy no hay diarios en casi ningún lugar de Europa ni en Iberoamérica (solo hay en Brasil). Pero no es una novedad ni una profecía: desde hace muchos años mi padre deja el diario del 24 para el 25, ya que el 24 hay muchas cosas para hacer y el 25 casi nada. Lo mismo el 31 y el 1 de enero. Así serán los días desde algún momento del año 2043 si se cumpliera la progresión de Meyer. Por las dudas habría que empezar a guardar periódicos para leerlos cuando no los haya.
Pero no hay diarios porque en Navidad y Año Nuevo no trabajan los que los reparten y los empleados del taller. Los periodistas de diarios sí que trabajamos hoy, como siempre, a contrapelo del resto del mundo para hacer el diario de mañana. Y los de internet, las radios y la televisión. Y las guardias y los fotógrafos... Esto se lleva adentro y ya se sabe que somos capaces de celebrar la Navidad en una cueva, como los verdaderos protagonistas de la historia que cuentan hoy los calendiarios.
Hasta el NYT recuerda encima de su cabezote que hoy es Navidad y que hay que ocuparse de los más necesitados. Y los de mañana, salvo que ocurra un tsunami, serán mortadela. Comida recalentada, porque los que trabajan hoy no lo hacen con muchas ganas.
Me parece que voy a seguir la costumbre de mi padre.
¡Feliz Navidad...!
2 comentarios:
En mi infancia, cuando aún comprábamos diarios - mis padres ya casi no lo hacen y yo menos - el 24 y el 31 comprábamos dos diarios, el usual y un segundo (ponele Clarín y La Nación, o viceversa). El 24 leíamos el de cabecera y al otro día leíamos el diario "viejo".
Gracias Z, es una muy buena idea. Voy a empezar la costumbre el 31.
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