A las seis de la mañana del sábado, tres polis entraron en su casa, le esposaron y le cachearon dos veces, desnudo. A Vittorio de Filippis, periodista francés, ex director general de Libération.
El motivo, una denuncia por difamación por un artículo escrito hace dos años. Es un delito que ni tan siquiera está penalizado con la prisión. La denuncia fue presentada por Xavier Niel, fundador del proveedor de acceso a internet Free por una serie de artículos escritos en la web de Libé sobre los problemas de Niel con la justicia en un caso de proxenetismo. La Justicia ya absolvió a Libé hace semanas y condenó a Niel a pagar los daños e intereses al diario por procedimientos abusivos.
La historia de este nuevo abuso la cuentan Libé aquí y El Mundo aquí.
Me inquieta uno de los dobleces de esta historia. El juez invoca una una ley de 1881, que estipula que el director de publicación de un diario «el autor principal» del delito de difamación pública contra un particular, mientras que el autor de los textos sólo puede ser incriminado como «cómplice». Hay algunos países latinoamericanos con ordenamientos penales similares, con toda esa historia del Redactor o Director Responsable. Ojo.
Y dice la ministra Dati, la del anillo, que todo se hizo de forma regular.
¿Ves de la que te libraste, Nathalie?
El Gran Carlos contributed to this report.
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