Hearst cerrará el Seattle Post-Intelligencer si no encuentra comprador en 60 días. Y además ha hecho pasar a sus empleados la vergüenza de que se enteraran de la noticia por la tele local. La reunión en que se informó a la redacción duró diez minutos. Ocurrió hace unas horas.
Algunos periodistas abandonaron el diario llorando.
Una alternativa que manejan los ejecutivos agresivos de Hearst es transformar el histórico P-I en un sitio web –con una plantilla mucho más reducida.
El P-I perdía dinero desde el año 2000. El año pasado fueron 14 millones de dólares. Con todo, se esperaba que fuera su rival, el Times, quien arrojara la toalla primero.
Hearst tiene muchos líos. Por ejemplo, en el San Francisco Chronicle ha quemado ya mil millones de dólares sin recuperar ni un centavo. Y no parece que reducir la redacción de 400 a 260 periodistas en un año les haya ayudado mucho.
Y no están solos. Otros títulos esperan en el mostrador, de momento sin compradores. Los mayores son el Chicago Sun-Times, The San Diego Union-Tribune, The Miami Herald, el Rocky Mountain News de Denver y el Star Tribune de Minneapolis.
Esto significa:
:: El fin de la competencia en un buen número de áreas metropolitanas que aún resistían la llamada consolidación de los años 1960-1980. Philadelphia se muere. San Francisco ya no es más. Detroit es un disimulo. Y así.
:: La inoperancia de los Joint Operating Agreements en las actuales condiciones del mercado. Esta operación, por la que diarios locales compartían recursos en todas las áreas salvo la redacción, ha acabado por fenecer. En Atlanta acabó con el Journal y el Constitution liquidando su impostura y fusionando títulos. En Detroit están achicando agua de la tercera cubierta cancelando la distribución a los suscriptores cuatro días por semana. En Seattle, pues eso. Denver, ídem.
:: Michael Wolff tenía razón (¡Tenía Razón!) cuando publicó Billionaires and Broadsheets. Mortimer Zuckerman banca las pérdidas del NY Daily News y Rupert Murdoch hace lo propio con el NY Post. Y encima se pelean. De acuerdo, el título debía ser Billionaires and Tabloids (¡Se Equivocó Wolff! ¡Otra Vez!).
¿Y la moraleja local? Ya va, ya va. Cuando Alfonso de Salas presentó el caso sobre El Mundo en el IESE de Barcelona, allá por 1992 o 1993, le pregunté si no le daba vértigo todo ese sistema solar de ediciones locales y regionales que estaban organizando. Respondió que los segundos diarios de las ciudades siempre ganan dinero y que luchaban por ser segundos. Porque el diario cunero, añadió, es imbatible. Me parece que pronto veremos esa teoría –que funcionó– volatilizada también acá.
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