Es una verdad grande como un castillo: quienes se oponen a los dictadorzuelos verborrágicos que florecieron en América del Sur son los periódicos y los periodistas. El resto: los políticos, los empresarios, los sindicatos y hasta los obispos, se desperezan incrédulos de la resaca de la fiesta de estos años y se escudan detrás de la prensa de las diatribas de sus gobernantes.
Hay que decirlo con todas las letras. Es cuestión de coraje o de cobardía. ¿De qué lado se anota?
El periodismo sirve para eso. Los periódicos también. Y si no, no sirven para nada.
Y algo más: los más cobardes son esos mangantes medio chiflados que nos gobiernan. Bastaría con hacerles pito catalán para que se vuelvan a sus casas llorando.
Pero a esto lo decimos en Paper Papers desde que empezamos. Para ser periodistas hay que tener un par, pero bien puestos: sangre y fuego.
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