Me quedé pensando en el periodismo deportivo. Hace tiempo escribí sobre esta realidad que implica toda una definición del negocio del periodismo. La he utilizado muchas veces, pero me temo que no se entiende tan fácilmente, así que ahora lo intento con el pie que me da TP y los contertulios nocturnos del DF.
Ese post sobre las coberturas deportivas y la entrevista a Candido Canavò, antiguo director de La Gazzetta dello Sport, me hicieron acordar de uno sobre El Gráfico. En realidad no era sobre esa revista deportiva semanal, editada en Buenos Aires desde el año 1919, sino sobre el negocio del periodismo deportivo. Decía entonces que si la Argentina consigue una desproporcionada cantidad de buenos resultados deportivos se lo debe en gran medida a la revista El Gráfico (ahora aclaro que es desproporcionada respecto de su población y de sus crisis y también que TODOS los deportistas argentinos que destacan lo hacen en especialidades en las que se gana buen dinero).
Lo suelo explicar cuando en una empresa periodística se me quejan de que no hay información deportiva porque el país, la región o la ciudad, no producen resultados deportivos que merezcan la atención y le echan la culpa a las autoridades, a los dirigentes y hasta a la alimentación o la abulia de sus ciudadanos. ¡Pero si es culpa de ustedes! Les contesto y les cuento la historia de El Gráfico que alentaba el deporte y a la vez creaba la necesidad de periodismo deportivo. El Gráfico supo ser –en sus buenos tiempos- la revista imprescindible del deporte argentino.
El negocio de El Gráfico era cambiar el deporte argentino aunque quizá ellos no lo supieran. Y el negocio del periodismo es mejorar el mundo en el que vivimos. Lo demás no es periodismo, aunque se le parezca. Lo que buscan los lectores los lunes en el periódico no es información, es periodismo. Pero es lo mismo que buscan en la portada y en la primera sección y en política y en espectáculos y en economía y en cables y en cada foto que publicamos. Buscan algo que los remueva, que les impacte, que les corte el desayuno y el hipo, que los haga soñar o llorar, sufrir o disfrutar (la prueba del desayuno es veneno para el periodismo).
El negocio del periodismo no es ganar dinero aunque lo gane y el negocio de la información hace agua por todos lados porque information want’s to be free, como nos repitió hace un par de semanas Walter Isaacson en la revista Time (How to save your newspaper). No es una novedad: lo había escrito Steward Brand en 1987 y eso quiere decir que antes lo sabía el Media Lab del MIT. El negocio del periodismo es cambiar el mundo (ya lo he dicho tantas veces, por ejemplo aquí, aquí y aquí también…) Pero es un negocio complicado porque a los que quieren cambiar el mundo nunca les ha interesado el dinero y es bastante lógico porque da un placer tanto mayor (si es que el dinero lo da).
En el fondo, la clave del negocio del periodismo consiste en aprovechar la energía descomunal de los que quieren cambiar la realidad.
Pero hace falta una pasión tan grande como el periodismo.
Continuará… (negociodelperiodismo)
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