A un periodista de Buenos Aires una vez le ofrecieron dinero para atacar a un personaje de la vida política argentina. Aceptó y se fue volando a ver a quien tenía que atacar a contárselo, así que consiguió el doble del dinero que le ofrecieron ¡para no hacer nada! Pudo ser así como nacieron los prenseros: gente que se dedica a imponer temas en la agenda de los medios a cambio de unos honorarios. Muchos de ellos han sido antes periodistas. En casi todo el mundo, quien quiera influir en la opinión pública tiene que contratar un prensero y pagarle el doble, por las dudas (no pagar es peligrosísimo). Hay prenseros que trabajan por su cuenta. Otros están a sueldo del poder. Y otros han formado sus propias empresas de opinión pública o de prensa, o trabajan para alguna de ellas.
A los periódicos se les escapa muchísima energía por los huecos que dejan en las redacciones. Por allí han florecido negocios redondos -como el de los prenseros- que hacen lo que no hacen los periodistas y muchas veces deshonestamente. Suelen corromper a los periodistas, que terminan trabajando para las fuentes más que para el periódico.
A los prenseros no se les escapa ni una línea enterrada en la página 54. Son más perseverantes y pesados que cuatro copy editors trabajando juntos. Cuando algo no aparece, llaman y llaman. Truecan favores, regalos, viajes y privilegios... por centímetros. Titulan como los dioses. Muerden como perros de presa y son capaces de hacer tres periódicos en un día. Los echamos de las redacciones hace mucho tiempo porque nos molestaban o porque preferimos trabajar con graduados en universidades de postín, de esos que no beben ni fuman pero tampoco saben nada de la vida. A esos yuppies los prenseros los manejan como corderitos mamones que se quedan encantados porque les hacen el diario: ¡Qué fácil es el periodismo! ¡Si te traen todo hecho!
Los prenseros saben bastante más que casi todos los gerentes del negocio del periodismo. Pero eso no es todo.
Continuará... (negociodelperiodismo)
1 comentario:
Coincido en un 80%. No me parece bueno ser tan duro con los prenseros che. Al fin y al cabo son laburantes que no consiguen laburo en el concentrado y precarizado mercado de empresas periodísticas.
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