Joseph Pulitzer fundó la segunda escuela de periodismo (o la primera, según cómo se mire) en la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. Es que, a diferencia de la primera, la de Missouri en la ciudad de Columbia, está dedicada a potenciar periodistas profesionales y no a dar títulos de periodistas a quienes no lo son.
Las universidades han resultado bastante responsables de la falta de periodistas y también de la carencia de conocedores del negocio. Las cosas empezaron a fallar cuando crearon escuelas o facultades que intentaron enseñar una enfermedad, como si eso fuera posible. Pero más grave es que creyeron que lo lograban. Antes de las escuelas se distinguía a los periodistas a tres leguas, en cambio ahora cualquiera dice que es periodista y eso confunde a todos.
Para hacer periodismo hay que contratar periodistas, no graduados (aunque a veces coinciden).
Pero algunos consultores tienen tanta culpa como las escuelas del fracaso del negocio del periodismo. Los consultores tratan con los gerentes y les venden ilusiones, fuegos artificiales y mentiritas piadosas, como los vendedores de autos usados. Los gerentes compran cualquier cosa, perdidos como están. Los consultores dejan el tendal y huyen hacia adelante, allí donde nadie sabe nada de ellos. Sacan soluciones de un cajón multipropósito y manejan con codicia la función de buscar y reemplazar del procesador de texto.
El negocio del periodismo no pasa por el diseño, ni por la convergencia o la integración de sus redacciones. Esas son cuestiones formales, secundarias, que quizá ayuden a ganar eficacia o ahorrar un poco dinero o de tiempo. No es cuestión de arquitectura ni de muebles, tampoco de tecnologías ni de consejos, por más útiles que parezcan.
Si quiere tener éxito en el negocio del periodismo no busque consultores, contrate periodistas.
Continuará... (negociodelperiodismo)
El negocio del periodismo (la serie)
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