Rafael Correa, el presidente del Ecuador, se enojó con la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP). El lunes dijo en Asunción del Paraguay que en todo el continente existe una prensa corrupta, mediocre, que cumple un rol político y que genera respuestas políticas de los gobiernos.
Mire, a mí me tiene sin cuidado lo que diga la SIP. Yo no sé quién ha legitimado a esta organización, Sociedad Interamericana de Prensa, conformada por los propietarios de medios de comunicación, ni siquiera por los periodistas. Es decir, empresas privadas que se dedican a comunicación social, lo cual tiene una contradicción en su propia naturaleza. Ver nota en ABC.
Ya se le ve el plumero: quiere terminar con las empresas privadas que prestan servicios a la sociedad. Ni salud, ni transporte, ni educación, ni seguridad, ni cementerios, ni mercados, ni nada. Todo del estado. El periodismo también. En la Argentina ya sabemos que esa ideología es solo una excusa para quedarse con los negocios y llenarse los bolsillos con el dinero del pueblo. Lo que le molesta al poder no es que la prensa sea privada sino que los denuncie.
La SIP se reunió se Asunción la semana anterior a la visita de Correa y fue recibida amablemente por Fernando Lugo en su residencia Ruvicha-róga.
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