Joe Tartakoff es una víctima del cierre del
Seattle Post-Intelligencer. Es un hombre afortunado.
ContentNext le pagará para seguir haciendo lo mismo que hacía en el
P-I: cubrir Microsoft. Suya es
esta crónica de los últimos 60 días del malogrado diario, de las torpezas de Hearst en el trato a sus periodistas y de las tensiones en la redacción. Vale la pena. Moraleja: los buenos –periodistas con nariz, fuentes y escritura– sobreviven siempre. En puntos o en píxels.
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