Los lectores de
El País han escrito a la Defensora del Lector la pasada semana poniendo de relieve la magnitud de la tragedia.
Se habla de desilusión, disgusto, lamento, decepción… Un profesor de filosofía se indigna: "[por qué] no se reduce la desmesurada parte que dedican a deportes y tantas otras cuestiones prescindibles. […] ¿O es que la independencia del periódico retrocede ante ponderables publicitarios y de audiencia?".
Otro lector: "Protesto firmemente por que hayan convertido al periódico en una sucursal publicitaria. […] Cuidado con lo que hacen porque si han perdido anunciantes pueden seguir perdiendo lectores".
Y así varios más.
Ustedes se preguntarán con angustia si ha vuelto a caer Constantinopla.
No. Amigas y amigos… es que
El País ha eliminado Pequeño País, un cuadernito de dibujitos para niños que encartaba los domingos desde 1981. Era la cantera de "lectores del futuro", según los papás y mamás lectores/as.
La Defensora considera "cruciales" "todas estas cuestiones". Y asevera: "La crisis económica ha provocado una caída de las inversiones en publicidad que [afectan] a los contenidos, como ha ocurrido con el
Pequeño País. Y eso ocurre al tiempo que la cultura de la gratuidad se extiende de la mano de Internet, lo que puede acabar afectando también a la calidad. ¿De verdad puede alguien creer que una información fiable, independiente y veraz no tiene coste? El periodismo de calidad es cada vez más caro, porque exige escribir desde el lugar de los hechos, investigar y no conformarse con las versiones de parte; exige más tiempo, más recursos y mayor cualificación profesional. Si el lector no paga por la información, ¿quién lo hará?, ¿a cambio de qué?"
Lo harán, querida, esos anuncios de prostitución que aparecen desde no hace mucho en el exquisito magazine dominical. Pueden verlos en la foto, bajo la esquela de
Pequeño País. Esos anuncios financian tu
periodismo de calidad. ¿Sobre esos avisos no hay quejas? Qué hipocresía.
Le quedan más dudas a uno. ¿Qué tenía que ver
Pequeño País con la información de calidad, la cultura de la gratuidad, la cualificación profesional, etc.?
¿Dónde están
hoy los
lectores del futuro que fabricó
Pequeño País en el pasado si la audiencia del diario no deja de caer? Vean lo que hacen con
Pequeño País: subastan un lote de nueve por dos euros. ¿Por qué hace dos meses, cuando el diario se salvó por los pelos gracias a un crédito en condiciones durísimas, ningún lector ni su Defensora consideró que
El País se haya convertido en
una sucursal bancaria?Esta Defensora ¿de qué planeta viene? ¿a quién defiende?
[Gracias, Espacio Filmica, por la imagen]