Señala el Editor Independiente esta pieza de The Wall Street Journal y agrega de coletilla el título del post. Es verdad, R*. Es lo que siempre dijimos desde hace quince años. Y ya estaba inventado, como casi todo en el periodismo. En ese artículo, L. Gordon Crovitz evoca a Barney Kilgore a propósito de una nueva biografía. Acá nadie conoce a BK –salvo Ángel Arrese, claro está. Kilgore acá es el coronel de los helicópteros de Apocalypse Now. Y eso para los más cultos. Así nos va.
BK fue nombrado director del WSJ en 1941. Tenía 32 años. El diario era un desastre: vendía 33.000 copias y perdiendo. Cuando BK murió, en 1967, era joven: 59 años. Y el WSJ vendía 1,1 millones de ejemplares.
BK advirtió que la radio y las agencias hacían cada vez más inútil pagar por el tipo de información que el WSJ imprimía: cotizaciones de bolsa. Y esa nueva tecnología significaba que los lectores ya conocían los hechos básicos a medida que ocurrían.
Había que avanzar cambiando. BK dijo a su gente: "No tiene que ser de ayer para que sea noticia" e insistió en que la gente estaba mucho más interesada en qué pasaría mañana más que en lo ocurrido ayer.
Inventó cien cosas para ponerlo en práctica. Como la columna "What's News -- " de portada/tapa para resumir los hechos del día y valorar su significado.
Y se lo tomó en serio. El día siguiente a Pearl Harbor, mientras otros diarios recontaban los hechos que la gente ya había oído durante todo el santo día anterior a través de la radio, la información principal del Journal arrancaba así: War with Japan means industrial revolution in the United States. Esbozaba las implicaciones que tendría la conflagración para la economía, la industria y las finanzas. No se equivocaba.
Por qué pasa lo que pasa y qué pasará. Periodismo Kilgore.
Claro. Uno compara todo eso con la publicación infinita del comunicados y ruedas de prensa, noticias que la tele ya pasó ayer, que internet publicó hace ocho, diez horas… En fin.
Dirán algunos que es fácil en un diario especializado. Qué tontos. En 1958, los dueños del NY Herald Tribune, pidieron ayuda a BK. Éste les escribió un memorándum de cinco folios, que el biógrafo Richard Tofel ofrece ahora en exclusiva. BK insiste en que los lectores cada vez más aprecian su tiempo y sugiere transformar el HT en un compact model newspaper de una sola sección, con una edición mayor en Domingo. Apuesto lo que quieran a que pensaba en el PM de Ingersoll.
No le hicieron caso. El Herald Tribune cerró en 1967.
En fin, BK hizo lo que muchos directores de diarios son hoy incapaces siquiera de plantearse. Porque se dedicaba al periodismo, no a los diarios o al poder o a los bombos mutuos. Le interesaba la gente, no su gente. E hizo un magnífico negocio de todo ello. Por supuesto.
Es lo que siempre dijimos.
[Para hacerse una idea sobre BK, lean este elogio que en 1989 le tributó Robert Bartley, entonces director, a propósito del centenario de la cosa].
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