El Ministro del Interior de la Argentina, Florencio Randazzo, contestó al informe de ADEPA, publicado el sábado en los diarios, con el cinismo propio de sus jefes. Al final de su Junta de Directores, ADEPA informó el viernes, con tardía clarividencia, lo que está pasando en la industria de la prensa en la Argentina:
Tenemos la cruda certeza de que un diario se acalla mediante el estrangulamiento económico. Muchas hojas de todos los rincones del país, algunas centenarias, y todas honradas por el servicio diario que prestan a la comunidad en que circulan, se encuentran en peligro de extinción. Con diarios empobrecidos, se dificulta la libertad de prensa. Pero, con diarios enriquecidos por el favor oficial la libertad de prensa directamente desaparece.
Randazzo no lo niega. Contesta, hartante, lo que los sofistas y los cínicos: peor estábamos en la dictadura:
Nada más alejado de la realidad que ese comunicado, hay absolutamente libertad de prensa, la Argentina conoció etapas donde no hubo libertad de prensa y todos saben lo que pasó.
El enriquecimiento de aquellos que venden su credibilidad al poder es la causa del empobrecimiento de los que prefieren la libertad. El poder no resolverá la crisis de los medios como no lo ha hecho hasta ahora: la profundizará.
Hoy sobran por lo menos dos tercios de los diarios de la Argentina. Muchos de ellos son recientes y nacieron para sacarle dinero el poder. Su credibilidad es igual a cero. Y lo que hunde a algunos pretendidamente independientes es su incapacidad para enfrentarse con coraje a esa realidad: en lugar de explotar su honradez han caído en la trampa del poder, por mendigar publicidad. Esos no deberían quejarse.
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