lunes, 27 de abril de 2009

Yarará

Ya se sabe que cuando el gaucho está en la mala, toda la tierra tiembla. Será por eso que las broncas siempre vienen juntas. O por un efecto psicológico que las agrupa en algún lugar del cerebro. En las redacciones ocurre igual: los errores se acumulan y provocan las quejas en cadena. Y el/la que se equivoca es la/el mismo de siempre y siempre es quien que más trabaja. También se sabe que no hay que poner bozal al buey que trilla.

Pero cuando las broncas no tienen fundamento, agarrate Catalina. A los periodistas no nos importa cabrear a la gente. Todo lo contrario: nos gusta provocar. Por eso deberían saber quienes llaman a los diarios indignados que casi siempre consiguen el efecto contrario al que buscan. Si son periodistas de verdad se arma una fiesta en la redacción (si no lo son les dará todo igual y la llamada tampoco servirá para nada).

Pasó el sábado. El HOMBRE estaba furioso con la nota que abría el diario. Ahora no importa el caso, pero me hizo acordar de cuando Fuma Sánchez Bonifato le preguntó cordialmente a un interlocutor que estaba bravo como una yarará del otro lado de la línea:

“Perdón señor, ¿me oye bien?”
“¡Si. Lo oigo perfectamente!”
“Bueno... ¡váyase a la puta que lo parió!”

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