El algoritmo ayuda a la compañía "a meterse dentro de la mente de los empleados incluso antes de que sepan que quieren irse", asegura al WSJ Laszlo Bock, el jefe de recursos humanos de Google.
Google tiene 20.000 empleados. Muchísimos de ellos verdaderas luminarias. De esa reserva de talento depende su presente y su futuro. Y resulta que la mayoría de los que abandonan alegan que se sienten poco aprovechados. Ya saben: ingenieros...
En pocas semanas se han fueron el jefe de ventas, un jefe de área de publicidad, un diseñador senior, un director de ingeniería y el jefe de calidad de búsquedas. Prefieren las nuevas startups (Twitter, Facebook…) o las viejas con mística (Apple).
Esos genios creen que su trabajo no tendrá el mismo impacto debido al gigantismo de Google. Otros explican que Google ofrece planes de carrera poco formales o que los programas de recursos humanos son demasiado impersonales.
No es raro. Con tipos como Lazslo Bock, Google pasará pronto de la Fase Microsoft a la Fase Secta.
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