Me dicen que El Bulli, el restaurante de Ferran Adriá en la cala Montjoi (Roses, Gerona), tiene un millón de personas en su lista de reservas. Una exageración producto del mito: a 26 comensales por día (según el dato del mismo contertulio de una larga cena) debería haber reservas para el 19 de mayo de 2111. Basta con ver sección reservas de la la web del restaurante para desmentirlo, pero en aquel sótano del Iruña Park de Pamplona no había señal de celular para comprobarlo. El Bulli abre de junio a diciembre y casi solo para cenar. Las reservas para este año ya están agotadas y para conseguir un lugar en 2010 hay que esperar a que empiece el año. Sentido común, ya que nadie sabe qué va a ser de su vida el año que viene...
Le comentaba a mi exagerado interlocutor que así es también el periodismo: con buenas historias, de esas que atrapan, los diarios estarían agotados antes de salir a la calle y hasta fin de año. En lugar de eso los periódicos de calidad sirven la misma comida recalentada, tibiona y mal combinada. Y no cambian el menú ni aunque nos maten.
Juan Antonio Giner suele usar metáforas gastronómicas como periodismo caviar, gourmet o fast food. La gastronomía es una metáfora bastate cabal para el periodismo. Tiene una similitud excepcional por su condición de arte y por la elaboración del producto final. Cocineros como Ferran Adriá saben hacer con lo de todos los días una historia excepcional. Eso es periodismo.
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