Deslizo la palabra culo en el titular con la esperanza de atraer lectores como abejas a esta columna. Y si los compañeros de edición tienen a bien ilustrar estas líneas con una foto de trasero de primera dama, princesa o similar, miel sobre hojuelas. Al fin y al cabo, ¿de verdad alguien quiere leer otro artículo sobre el PIB, la recesión, las relaciones hispano-francesas, o ver otra imagen de mexicanos con mascarilla?A mí me encantó la foto de las espaldas, las melenas y los tacones de Carla y Letizia que tanta polémica ha levantado. En el fondo, es la confirmación de que las cumbres bilaterales no sirven para nada más que para la autopropaganda. La política agoniza, así que unamos nuestras copas y brindemos todos: "Vive le spectacle!"
Y el asunto es que los medios hemos contribuido decisivamente a que los políticos enreden a la ciudadanía. Les dejamos salir vivos. Claro, es la gente con quien tomamos copas. Y el roce hace el cariño. Políticos y periodista parecemos socios de la misma empresa. Y se olvida que los periodistas somos de los ciudadanos, no del establishment. Así nos va.
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