
Alexander juzga lógicas de las acusaciones de hipocresía que se hacen al diario, "que debe buena parte de su prestigio al desenmascaramiento de lobistas, conseguidores y a la cultura de paga y canta de Washington. La reputación del Post quedará manchada por mucho tiempo".
La columna del ombudsman está aquí.
Uno está convencidísimo de que ni Weymouth ni Brauchli tenían la menor intención de ocasionar este desaguisado. Pero… que la crisis no nos haga traidores.
A uno le gustaría tener defensores de los lectores así, como AA.
Y Editores y Directores como KW y MB, que no tratan de impedir que salga humo por la chimenea. ¿Son así los suyos? Entonces es un buen deseo ¿no?
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