Es cierto que el que tiene boca se equivoca y que los que más trabajan más errores cometen, pero éste es grueso, ingenuo, pesado y en mal momento (página 20 de La Nación del domingo pasado). Supongo que al error en la sección se sumó alguna distracción más arriba, porque 33 pesos por cada pasajero era para abrir la página 20, pero 1.000 pesos daba para abrir el diario. Una vez cometido, paciencia, pero hay que actuar con un poco más de hidalguía (supongo que en LN están en eso) y no enterrar la corrección a una columna, bien abajo y como segunda errata, que a esos errores los pagamos todos los periodistas.
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