He was a Rabelaisian figure in the Senate and in life, instantly recognizable by his shock of white hair, his florid, oversize face, his booming Boston brogue, his powerful but pained stride. He was a celebrity, sometimes a self-parody, a hearty friend, an implacable foe, a man of large faith and large flaws, a melancholy character who persevered, drank deeply and sang loudly. He was a Kennedy.
miércoles, 26 de agosto de 2009
Escriben bien porque saben mucho
Ya: el título es una imprecisión fenomenal. Se puede saber mucho y divulgar fatal. Pero entonces no se metan a periodistas. Fíjense qué buen párrafo de John M Broder, que hoy escribe el obituario de Ted Kennedy en el NYT:
Tags:
Contenidos,
The New York Times
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
contigo, los que no se enteren mucho del idioma de shakespeare, como que se quedarán con dos palmos de narices
:D
Ya. Pero la culpa es suya.
En eso te doy la razón.
Publicar un comentario