Pocas dudas tiene la prensa británica de que Gordon Brown no podrá salvarse a sí mismo en las próximas elecciones. Mandelson y Miliband lanzaron ayer dos brillantes discursos –especialmente el del Príncipe de las Tinieblas. Nada: pirotecnia. Uno está que se retira y el otro es uno de los principales brutos en la conspiración para suceder a Brown. Los dos se alegrarán de que pierda.
Le llama la atención a uno el, digamos, original tratamiento de la conferencia que hacen el Mail y el Mirror, conservador uno y laborista el otro: ambos apuestan por la esposa del Premier, en lo que parece un juicio muy definitivo sobre Brown y su destino: lo mejor que tiene es su mujer, que se vaya, pues, a su casa y nos deje en paz. Suena a cosa machista rancia, no sé. Quizá sea pura mala sangre, quién sabe.
Hoy la izquierda pija (sifrina, fresa, cheta…) y la de los profes leerán la misma portada/tapa: The Guardian y The Independent coinciden. Bien. Curioso que se asimile toda una elección del Parlamento de Su Majestad Británica a un lanzamiento de dados. Es decir: sólo si tiene mucha suerte puede Brown ganar. Lo peor es que en la apuesta perderá el patrimonio de Tony Blair.
El Times hace al revés: el contenido del titular (una no-noticia completamente interpretable que puede usarse en otras 139.852 portadas/tapas sobre muy diversos asuntos) se apoya o acompaña al de la foto. Suele ocurrir lo contrario ¿no? Bonita foto. La mejor.
El Telegraph, en cambio, tiene una punta de mala uva. Titula: Brown lucha por recuperar la confianza. Y adjunta una foto besándose con su mujer. ¿Qué se quiere inducir? ¿Que no confía en él ni su mujer? ¿O, por el contrario, que ella es la única que confía plenamente en él? ¿O que el beso es el tipo de arma con la que quiere recuperar confianza? Si es así, que no me busque.
¿Por qué no sale el Sun? Porque no me da la gana. Les digo, eso sí: ya no apoyan a los Laboristas y regresan por donde solían.