Todas las columnas de hoy alertan sobre la doble jugada de los Kirchner. No solo quieren matar al Grupo Clarín con la nueva Ley de Medios que intentan sancionar a las apuradas mientras tienen mayoría en el Congreso, ilegítimado por las elecciones del pasado 28 de junio. Jugada de ahogado porque no se apresurarían si tuvieran confianza en el Congreso que viene después del 10 de diciembre, como dicen que la tienen.
No solo matan a Clarín. Además dejan el inmenso negocio del triple play para que sus nuevos amigos funden los futuros monopolios.
¿Qué amigos? Si el mismo Grupo Clarín es una muestra de que los Kirchner no tienen amigos (en todo caso tienen compinches circunstanciales). Hasta el 1 de abril del año pasado, día que Clarín publicó la ilustración de Hermenegildo Sábat que cabreó a los Kirchner, Clarín era amigo del poder. Ese día se pudrió todo. Y aviso que puedo ser ingenuo, porque no creo que haya más razones que un malentendido del que nunca volvieron y desde el que construyeron todo lo que vino después. Así son los Kirchner: se llama política del antagonismo y está tipificada como una estrategia de poder nieta del marxismo.
Los nuevos monopolios compinches que todos anuncian durarán a los Kirchner lo que un suspiro. Y para muestra basta con Clarín.
¿Alguien, a estas alturas, haría negocios al amaparo del poder en la Argentina? Si. Sólo alguien tan enfermo y tan terminal como los Kirchner.
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