La persecución del gobierno argentino a Clarín podrá ser recordada con el tiempo como la segunda fundación del diario. El poder ha puesto al grupo en ocasión de resucitar su código genético, que dormía escondido por algún sitio de la redacción asediada por los agentes de la AFIP. Pasa en los diarios bien fundados y parece que Clarín lo es.
El razonamiento que me lleva a pensarlo es sencillo. Si fuera cierto que el grupo solo busca interés económico o poder fáctico (que es lo que dicen el gobierno y otros detractores de Clarín, entre ellos muchos de mis amigos y a veces yo mismo) no hubiera dejado nunca de acomodarse a las exigencias del poder político. Así es: si Clarín quisiera hacer negocios en lugar de defender la libertad y el desarrollo de un país, hubiera hecho lo mismo que Cristóbal López o Ernesto Gutiérrez o Sergio Szpolski o Daniel Hadad o cualquiera de los socios tácticos del poder.
Clarín es Clarín y está demostrando en estos días de qué es capaz. Ojalá aprendan para siempre a ser coherentes, consistentes y creíbles. Desde ahí, si se lo proponen, pueden fundar la nueva Argentina.
El código genético de Clarín, en Paper Papers, 14 de mayo de 2008
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