Está casi todo dicho (léalo antes en PP) sobre la Ley de Medios que esta mañana aprobó el Senado argentino y luego se apuró a promulgar la presidente antes de viajar hoy mismo a la India. Harán valer los plazos del artículo 161 a partir de hoy: lo importante es que las empresas se desprendan de los medios que la ley ahora les prohibe tener antes de que los K pierdan el poder. Con esa ley el gobierno intentará crear el nuevo monopolio de medios afines. Lo hará obscenamente y con el cinismo que los caracteriza.
Esto recién empieza y ni las empresas ni Eduardo Duhalde se quedarán quietos. Pero mientras la historia sigue, quería decir dos cosas que me guardé para ahora:
1. Todo el andamiaje doctrinal de los K sobre los medios está basado –bien o mal– en la teoría del derecho a la información, tal como la enseñaban José María Desantes y Carlos Soria en la Universidad de Navarra. El derecho a estar informados es un derecho humano, exigible jurídica y judicialmente. Su contrapartida dialéctica es el deber de informar para los periodistas y los medios.
2. Todas las diatribas contra los periodistas que pronunciaron ayer los senadores kirchneristas y sus afines de ocasión, son las mismas que han dicho siempre sus actuales enemigos, esos que ahora agradecen a la prensa y a los periodistas que los defiendan de esta lacra que ha parasitado el poder en el país.
Información no es lo mismo que periodismo, pero a eso no lo saben ni siquiera muchos directores y gerentes de diarios.
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