Está bueno el razonamiento de Arthur Sulzberger (por lo menos a mí me gusta y aclaro que es otro que cita sin saberlo al Gran Marshall McLuhan).
El Titanic estaba hundido de cualquier forma porque los hermanos Wright habían inventado el avión doce años antes. Eso dice Sulzberger y concluye también que ahora los transatlánticos son hasta más grandes que el Titanic, pero para pasear por las islas Seychelles (que no quedan en el Atlántico) y no para emigrar de un continente a otro. Los periódicos seguirán existiendo, como los grandes barcos de pasajeros, pero dejarán de ser la fuerza motriz el periodismo, concluye Arthur Sulzberger.
El problema con las metáforas es que nunca la analogía es completa. Antes de la propulsión a vapor y del motor diesel los barcos navegaban a vela y antes del turismo y la navegación deportiva la gente viajaba en barcos de vela por necesidad. En la época del Titanic casi no existía el turismo, que no fue un invento para ocupar los barcos que abandonaba el transporte.
No sabemos todavía qué engendrará el matrimonio de los diarios con internet y alguien debería también preguntarse por el futuro de los aviones. Mientras, apuesto que el motor del periodismo será siempre la sangre y el fuego de los periodistas: eso es lo que tienen en común Thomas Cook, Dennis Conner, Charles Lindbergh y Cristóbal Colón.
La fuerza motriz del periodismo serán los periodistas, como siempre. Nunca han sido los diarios.
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