Ya se ve que toda metáfora es incompleta, por eso es metáfora y no metonimia. Pero siempre sirven estos análisis cualitativos que aclaran y también oscurecen. Yo mismo no estoy muy convencido de la metáfora del restaurante, pero la voy a seguir, sobre todo después del apoyo que me dan los jugosos comentarios de Gustavo, Ramón y TP.
El soporte es esencial al mensaje. Y de nuevo le doy la razón al bueno de San Marshall.
Pero voy a contar una breve historia:
Un día escribí una estupidez en este blog. Cuando alguien me lo hizo ver, lo cambié, pero dejé constancia en los comentarios. Me pasa muy seguido con la web de El Territorio: cuando veo un error lo mando a corregir y ya no quedan ni rastro del error ni fe de erratas que lo recuerde. Y si alguien quisiera perseguir judicialmente a los responsables de un sitio web por algo que publicaron, deberían hacer un print de la pantalla con un escribano que lo certifique antes de que se la cambien. Estoy seguro de que los del NYTimes.com actualizan la información encima de lo que ya publicaron y hacen lo mismo que yo cuando encuentran un error. A la vez, me he cansado de encargar a mi secretaria que busque en el archivo del diario los ejemplares que piden los jueces o las partes como pruebas en sus pleitos.
El soporte de internet es fugaz. Ya lo dicen los estupendos diálogos entre Cal McAffrey y Della Frye en State of Play. No es lo mismo escribir en un blog que en un diario o en una piedra. No es igual un mensaje en una botella que en el Muro de los Lamentos. No es lo mismo escribir con un avión en el cielo, con un palo en la arena de la playa o con una pluma en un pergamino. No es lo mismo comer tapas en San Sebastián que en Sevilla ni son iguales el sushi y la paella. El mismo plato es distinto en cada restaurante, más por el ambiente que por los ingredientes.
La fuerza del papel es inmensa por su permanencia y por la seriedad que eso implica al periodismo. Los mismos o mejores contenidos en pantalla pierden fuerza y contundencia (de nuevo McLuhan: medios cálidos y fríos). Ningún dictador verborrágico de nuestra América se queja -todavía- de lo que dicen de ellos los sitios de internet, que es 100 veces más fuerte de lo que dicen los diarios. Ninguna web periodística puede terminar -todavía- con la carrera de un ministro (ni siquiera de un concejal). Yoani Sánchez puede decir -todavía- lo que quiere en Generación Y, pero jamás podrá escribir en un periódico mientras no cambien las cosas en Cuba. Muchos sitios web necesitaron de una versión en papel para reforzar su intención de cambiar la realidad (o para sacarle dinero al poder).
¿Llegará un día en que el periodismo en internet tenga la fuerza que tiene un diario de gran circulación para cambiar el mundo? ¿La fuerza de los periódicos se debe al poder de la empresa que hay detrás? ¿Tiene fuerza -capacidad, poder, para cambiar la realidad- una noticia que se publica solo en internet?
El soporte fortalece el mensaje: el medio, restaurante, self service, fast food, cafetería o chiringuito.
Pero puedo cambiar de opinión hoy mismo.
La metáfora del restaurante, en Paper Papers, 1/10/09
1 comentario:
Esto de poder rectificar los errores sin dejar huellas me hizo acordar a 1984, de Orwell. Copio un breve párrafo: «En cuanto se reunían y ordenaban todas las correciones que había sido necesario introducir en un número determinado del «Times», ese número volvía a ser impreso, el ejemplar primitivo se destruía y el ejemplar corregido ocupaba su puesto en el archivo» (cap. 4).
Ya ni siquiera es necesario imprimir de nuevo y quemar el original.
Saludos
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