Sigo buscando el momento y las razones por las que Clarín y los Kirchner se desconocieron. En El dueño, el libro de Luis Majul, que cito en los comentarios al post del pasado 30 de noviembre apenas agrega algo a lo que sabíamos ya por Edi Zunino (autor de Patria o Medios). Pero hay un dato interesante que no tuve en cuenta y que vuelve verosímil la alianza de un diario con el poder: en Clarín pensaban que Kirchner representaba un nuevo Desarrollismo, la doctrina y política de Frondizi/Frigerio que defendió e hizo grande al diario hasta que cambió ideales por negocios.
Parece que en el último trimestre de 2006, Jorge Brito, uno de los más connotados empresarios kirchneristas, dueño del Banco Macro, andaba rondando al grupo con ganas de comprar al menos la parte de Goldman & Sachs (el 17,1 %).
El 19 de octubre de 2007 el Grupo abrió el 20% de su capital social en las bolsas de Londres y de Buenos Aires, conformado con doce puntos aportados por los accionistas mayoritarios y ocho de Goldman & Sachs. Desde entonces el 70,9% del Grupo Clarín es propiedad de los accionistas mayoritarios (Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, José Antonio Aranda y Lucio Pagliaro, en ese orden) y el 9,1% es de Goldamn & Sachs. No encuentro relación entre el intento de Brito y la apertura del capital del Grupo que, descuento, se hizo para conseguir dinero de urgente necesidad.
El momento del quiebre parece que ocurrió luego de una reunión mantenida unos seis meses antes de las elecciones presidenciales del 28 de octubre de 2007 en el despacho del diputado ultrakirchnersita Carlos Kunkel, en el Anexo del Congreso de la Nación. No estaba Magnetto, pero sí otros directivos del Grupo y acompañaba a Kunkel Enrique Albistur, entonces Secretario de Medios de la Presidencia de la Nación. Ese día reciben el mensaje de la boca de Kunkel: el próximo mandato va a ser Kirchner reconcentrado. El modelo se va a profundizar hacia el estatismo popular y no habrá lugar para ningún principio liberal capitalista. Quedarán en el camino los amigos liberales que todavía acompañan la gestión de Kirchner (vgr. Alberto Fernández)
En Clarín se dan cuenta esa misma tarde que no hay lugar para negocios con medios de comunicación dentro de un modelo hegemónico. Seguir con los Kirchner equivale a entregar la armadura: quedarse sin defensas, a merced de la voluntad de un chapita que toma Rutini malbec con cocacola (la imagen es de Majul). Kirchner quiere que Clarín se convierta en un lamebotas del poder y en Clarín saben que esa es la muerte del negocio y de su propia fortaleza frente a Kirchner. Pero hay que mantener las pruebas de amor hasta que salga la fusión de los canales y así siguen con una de cal y una de arena hasta que lo consiguen.
Poco antes de dejar el poder a su mujer, el 10 de diciembre de 2007, Néstor Kirchner aprueba por decreto la fusión de Multicanal y Cablevisión. El Grupo Clarín se queda con casi toda la oferta de televisión por cable de la Argentina. Si hay una razón por la que se puede atacar una condición dominante o monopólica en el mercado es ésta y es el objetivo principal de la nueva Ley de Medios que se sancionó en octubre de 2009, menos de dos años después de aprobar la fusión.
La ruptura oficial se da el 1 de abril de 2008 y es Cristina Kirchner quien la anuncia cuando acusa al diario de enviarle un mensaje cuasi mafioso. Entonces Clarín se libera del peso del poder y cambia radicalmente su línea editorial.
Es apenas un aporte a la confusión para los que un día escriban la historia de estos años en los que se mezclaron el vino y la cocacola.
Clarín, los Kirchner y la Patria, en Paper Papers, 30/11/09
Clarín, la ley y los Kirchner, en Paper Papers, 11/10/09
2 comentarios:
Yo creo que es muy apropiado entender el motivo de la ruptura. De todos modos, está claro que el bloque de Poder, casi sin fisuras, rompió del agún modo el vínculo con Kirchner. No es solo Clarín el asunto.
Gracias Ricardo. Clarín siguió su propia lectura de la sociedad y dió un volantazo antes del choque de K con el témpano. Lo mismo que hicieron en diferentes momentos muchos otros. Pero en periodismo esos volantazos se pagan muy caro.
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