Entre gracioso y dramático, el editorial de La Nación de hoy compara la percepción de la realidad del gobierno argentino con el idealismo platónico y los contrasta con el realismo aristotélico de los medios... o al revés, según los sentidos de la presidente y su marido. Creo que no hace falta aclarar que cualquier semejanza con ese debate es pura coincidencia, pero igual está bueno y nos deleita con un cacho de cultura.
El silogismo es más fácil: los autoritarios -sean quienes sean- jamás entenderán a la prensa independiente. Para ellos la prensa es un instrumento más de poder a su servicio para manejar al pueblo y la mentira una herramienta. Atacarán a la prensa indócil con lo que tengan a su alcance y dirán que es mentira o ensoñación lo que antes para ellos mismos era la más pura verdad.
El periodismo es un servicio a la verdad. Lo demás es pura especulación filosófica. Pero la verdad y la realidad tienen una relación esencial, metafísica.
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