Es un principio básico que repito desde que enseñaba Teoría General de la Información con Luciano Elizalde. Pero no hace falta estudiar nada para saberlo ni para entenderlo. Beatriz Sarlo (es lo mejor que leí en los diarios de hoy) lo sabe porque lo estudió y CFK no lo sabe o no lo quiere saber aunque lo estudie en los libros de Chantal Mouffe y Ernesto Laclau.
En su discurso ante el pleno del Congreso con el que todos los 1 de marzo el presidente abre las sesiones ordinarias, CFK dividió la Argentina en dos: una virtual y mediática y la otra real. Maniquea y crispada, como suele aparecer últimamente, acusó a los medios de inventarse una realidad donde todo está mal... y después inventó una realidad donde todo está bien.
Pero eso no es nada. Al final de su discurso anunció el manotazo por decreto de 6.500 millones de dólares que pasaban en ese mismo momento (y probablemente ya gastó) de las reservas del Banco Central a las arcas del Gobierno. Los mismos que la justicia, el Congreso y el Banco Central le niegan hace meses.
Siguen títulos principales de portada de unos cuantos diarios de hoy de toda la Argentina. Están entreverados dos amigos del gobierno que ud. sabrá descubrir, pero por las tipografías, ya que ni ellos se lo pueden creer. Realidad virtual y mediática pura:
4 comentarios:
buen post, bien Sarlo. CFK entendió lo de realidad mediática, el problema es que lo malversó puerilmente. La oposición también lo entiende y lo malversa, en su provecho, puerilmente. Y ahí va el periodismo sirviendo a uno y a otro sin medias tintas, como si fuera uno más de los actores en pugna, en vez de ser el que le aclare a la sociedad lo que está pasando. Me gustó el "Sorry, los dormí de Crítica", pone las dos cosas: la picardía K y la siesta opositora. Pero no mucho más. El resto es pura politización de los diarios. Una pena.
Eso. Una pena. Y otra cosa que digo hace tiempo: los K son unos superdotados.
para que siga el chiste tengo que pregntar por qué, no? A ver
No. Nada. Los K no tienen ni punto de comparación con sus enemigos, que casi siempre los juzgan como si fueran normales. Son gente fuera de serie. Rápidos como un relámpago.
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