El Times continua dañando la relación con sus lectores abusando de fuentes anónimas.El título es bastante fuerte: Squandered Trust. Y sigue:
Despite written ground rules to the contrary and promises by top editors to do better, The Times continues to use anonymous sources for information available elsewhere on the record. It allows unnamed people to provide quotes of marginal news value and to remain hidden with little real explanation of their motives, their reliability, or the reasons why they must be anonymous.No se pierdan el resto. Vale la pena. Sólo decepciona que Mr. Hoyt sólo se fije, en general, en casos relativos a informaciones menores y no en el uso por tierra, mar y aire de fuentes anónimas en la información política o en la cobertura de los casos de pedofilia en la Iglesia Católica, etc.
El abuso del anonimato es una de las peores plagas de la profesión. Se requiere más rigor y negarse con mayor frecuencia a publicar información de origen anónimo si el anonimato requerido no es razonable o si no es posible explicar las razones del secreto o acreditar mejor la pertinencia de la fuente ante los lectores.
También en los medios online, claro. Esta no es una regla-de-los-diarios-de-papel que debe morir con ellos, como quisieran los periodismófobos.
Así se protegería mejor el secreto de las fuentes, que se debilita en la medida que los motivos del anonimato se banalizan o lo aceptamos sospechando que sirve para esconder intereses bastardos o fines torcidas. Si más y más fuentes pueden invocar el anonimato, éste se devalúa. La vanidad de los periodistas hace el resto.
Soledad Gallego-Díaz, en su época de Defensora del Lector de El País, publicó una pieza magistral al respecto: Opino que..., pero no des mi nombre. En 1984.
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