Está en la página 8 de El Telégrafo de ayer. Asombra que la hayan publicado ¿O fue otro golpe bajo a la propietaria que escapó a los controles?
El periodismo del estado es contradictorio ¿Publicaría usted algo en contra de mi persona, de mis ideas, de mi familia, en mi diario? ¿Si lo consiguiera hacer una vez, dos, tres... pretendería quedarse y seguir escribiendo en contra de mis principios?
El Jefe del Estado es el jefe de la administración y ejerce el poder sobre los bienes públicos (dominio eminente lo llaman los juristas). Y eso es lo que pasó en El Telégrafo. Y hubiera pasado en El Comercio y en El Territorio y en El Mercurio y en Clarín... con cualquier editor rebelde.
El periodismo es independiente de los poderes o no es periodismo. Se puede ejercer donde se quiera mientras se respete la línea editorial que marca quien paga los sueldos y se juega su patrimonio en pos de sus banderas. Pero casi siempre es al revés: vamos a dónde nos sentimos cómodos y nos vamos de donde nos sentimos incómodos. Y las tecnologías no han hecho más que potenciar la independencia de cada uno de los periodistas.
Y no me tachen de liberal, que estoy defendiendo a Rafael Correa, publisher de El Telégrafo de Guayaquil.
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