Uno. El nuevo subtítulo: Libre de vínculos partidistas; Libre de la influencia de sus dueños. Es un guiño a sus orígenes revolucionarios (el Indie es una escisión de The Times). Necesitan más que nunca reafirmar su marca después de que les comprara el oligarca ruso Александр Евгеньевич Лебедев, con el miedo que dan esas cosas al público pijoprogre del diario.
Dos. Por fin puede dar salida a su Viewspaper con todas las de la ley: 20 páginas. Un diario con punto de vista. Todo lo contrario de la CNN (o para el caso, de la BBC), que son the view from nowhere.
Tres. Desaparecen las frivolidades frívolas de la portada (Bieeeeeen). Parece que sólo van a quedar las frivolidades clásicas (¡Salven a las Ballenas! ¡Reciclen Permanentemente! ¡La Tierra se Recalienta por Nuestra Culpa! ¡Abajo el Burka en Afganistán! o la de hoy sobre Goldman Sachs) y las noticias de verdad.
En resumen: el Indie vuelve a competir –o eso parece– por el público rico pero inteligente en lugar de cultivar al rico tontaina y a la clase media-alta superficial. Bien.
Gráficamente todo eso se debe percibir en mil cosas. Uno, que no es gran experto, quiere llamar la atención sobre el regreso de patrones gráficos más respetables que ve en la portada/tapa: la desaparición de la barra de promos bajo la mancheta; el uso más refinado de la tipografía y los colores, y la limpieza general de la cosa, con el toque moderno del titular de la foto, etc.
La foto es un desastre, eso sí. Un cromo de un A-380 con las marcas y colores de Airbus, de la fábrica. O sea, de ninguna compañía. O sea ¿es de archivo esa foto o es de ayer de verdad?
En esta entrada del Editors' Weblog tienen más sobre este rediseño. Y Simon Kelner lo explica aquí. Buena suerte.
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